31 de mayo de 2021

ESCALAR, NADA MÁS Y NADA MENOS (CANCHO DE LOS BREZOS, LA FISURA DEL SECTOR MORO)

Bajando el domingo de guiar en un famoso risco de la Pedriza pasé cerca del Cancho de los Brezos, donde hace ahora 24 años probaba por primera vez esto de la escalada en una famosa vía del sector Izquierdo llamada Editorial Aguado.

También recordé que hacía “siglos” que no escalaba en estas bonitas y cercanas placas de por lo general lejanos seguros.

Curiosamente no me había fijado nunca, o al menos no lo recodaba, en un evidente sistema de fisuras que subía de derecha a izquierda en un lógico y al parecer asequible recorrido en el que llaman sector Moro.

Ya en casa, tiré de biblioteca y me puse a buscar todas las guías que tengo, que no son pocas, donde salen estas placas; ninguna salía reseñado este lógico recorrido. No obstante era bastante improbable que nadie hubiera subido antes por ahí.

Esto es Madrid y es difícil subirse por un sito donde antes no lo haya hecho alguien.

Sencillamente, pienso, no lo han reseñado por no considerarlo de interés a pesar de que varías vías equipadas pasan muy cerca de esta pero ninguna llega a estar lo suficientemente cerca como para “poder” usar sus chapas.

En esta ocasión Yago, que ha tenido un buen parón obligado, es quien se anima a la aventura de escalar esa fisura.

Tras escalar un puñado de vías en el sector Izquierdo, ente ellas Editorial Aguado, nos acercamos al final del sector Moro donde se encuentra esta.

El otro día solo pude mirar de reojo la fisura, pero ahora, ya con la calma, se aprecia sencilla. Aparenta casi una trepada. Pero si algo he aprendido en este mundo de la escalada es que nunca hay que subestimar una vía si no se ha escalado nunca y más si no tienes ninguna referencia de la misma.

Me cuelgo los cacharros y las cintas express, que ya sé son cortas y rozará como un infierno, y comienzo la vía.

El musgo peludo reina pero lo hace más la roca “limpia” por lo que no resulta complejo quedarse parado. Tras una travesía a izquierdas toca subirse un poco con un corto paso de IVº protegible. Lo que sigue relaja y resulta ser una trepada hasta la 1º reunión de no más de IVº.

Tras esta decido continuar hasta arriba, hacia otra fisura esta vez más ancha y vertical, con un paso aislado de Vº protegible con un nº4 de camalot que te deja en la 2º reunión que pertenece a las vías Moro y Alfonso.

Desde aquí aseguro a Yago que tarda poco en salir.

A pesar de lo asequible de la vía, resulta muy fotogénica y porqué no decirlo, bonita. Puede ser un buen complemento a una sesión de deportiva en la zona, o un buen lugar si lo que buscamos es practicar el cacharreo en un recorrido asequible. También por el puro placer de escalar algo nuevo.

Hemos traído una cuerda de 60m por lo que ya de por sí vamos justos, así que decido “autobajarme” con el Grigri para comprobar si llega y en caso de que no subirme con él y bajarnos de la otra reunión.

Llega justa…tanto que al tocar el suelo la cuerda sale del grigri y se queda a la altura de mi cabeza. Aviso a Yago y baja con cuidado hasta el suelo.

Luego toca recoger y bajar “rápido” para comer (Salmorejo con huevo jamón con bien de ajo y filetes rusos vegános de espinacas y especias…mmm, lo siento, sin foto) antes de seguir con los quehaceres cotidianos de la semana.

24 de mayo de 2021

CASCO PENTA DE SINGING ROCK (MATERIAL)

Los que nos dedicamos profesionalmente a esto de guiar, al igual que otros tipos de trabajo “debemos llevar uniforme”, y eso hace que tengamos el equipo duplicado.

Arnés, pies de gatos, casco…y hoy os vengo a hablar de lo último.
El casco PENTA de Singing Rock.

Aunque antes de nada, quiero recordar que el material de escalada y sobre todo el que se refiere a seguridad, no se puede cambiar (como es lógico), por lo que cuando se salga del comercio debes estar muy seguro que es justo lo que quieres.
Para ello lo primero que hay que tener en cuenta es que sea cómodo (seguramente pasarás muchas horas con él puesto), lo segundo ligero (350/400g en la cabeza durante horas repercutirá en tu cuello, mejor que no supere los 300g), lo tercero de colores claros (se suele escalar con buen tiempo y un color oscuro hará que el sol te cueza la cabeza) y lo cuarto muy ventilado (y más si eres de los que sudan).

Lo bueno:
Su ligereza (205g), siendo más ligero que el Meteor de Petzl (225g talla s/m) aunque no tanto como el Siroco (140g) que lleva un sistema similar de correas de ajuste.

El motivo probablemente sea que el Siroco no lleva el plástico exterior que en el caso del Penta si lo lleva y que lo hace más resístete a pequeños golpes.

El sistema de ajuste que comentaba es tan sencillo que sorprende lo cómodo que es, siempre que las correas no se giren.

Me gusta que sea de clip y no de imán. El imán a veces no se coloca bien y te dejas abierto el casco sin querer.

Lleva 4 pestañas para sujetar la linterna frontal y en mi caso la goma de la GoPro haciendo que sea más estable.

Los 11 agujeros de ventilación que tiene funciona muy bien en la ventilación.

A destacar también el precio tan ajustado que tiene este modelo (entre 50€ y 60€ lo puedes encontrar actualmente).
Lo último y no menos importante por ello es que es bonito y no pareces una seta cuando lo llevas.


Lo mejorable:
A estas alturas ya deberías saber, querido lector, que no existe el producto perfecto y todo es mejorable. En este caso tenemos dos puntos de mejora.
El primero es la falta de tallas.
Creo que una talla más grande abriría posibilidades de venta. Esto hace que gente de cerebro grande, tuviera la posibilidad de adquirirlo.
La correa de cierre debería ser más larga para mandíbulas generosas.

Conclusión:
Es un casco que me gusta y uso de manera habitual en mis entrenamiento y actividades deportivas, por todo lo bueno que he contado de él y que recomiendo, aunque si te animas a adquirirlo es recomendable probártelo sobre todo si dudas en el diámetro de tu cabeza y mandíbula.
Por todo ello se lleva el sello verde que como sabéis, y si no os lo cuento aquí, es el de mayor calidad según Historias de montaña.