EL PODER DE LA PALABRA "NO" (FILOSOFANDO…)
Seguro que conocéis a alguien que siempre anda con el “NO” en la boca con frases como: Eso no se puede hacer, no lo conseguiré/as, no debería/s intentarlo, no puedo, etc.
O incluso haciendo un poco de examen de conciencia nos habremos encontrado en una situación en la que frases similares, con la negativa palabra en su contenido, han salido de nuestra boca o se han instalado en nuestra cabeza cuando nos encontramos ante una situación que se sale de la famosa zona de confort.
A mi sí y muchas veces, pero con el tiempo me he dado cuenta de que esa palabra muchas veces es la culpable de que ciertos objetivos que nos planteamos se vean truncados
¿De qué sirve errar si no aprendemos de ello?
Gracias a los cursos que imparto, he podido descubrir que ciertos patrones se repiten en ciertas situaciones y ciertas frases también.
- No puedo
- No lo voy a conseguir
- No llego
- No lo veo
- No sé lo que tengo que hacer
-…
Frases que la mayoría de las veces lo único que ocultan es más un bloqueo mental al esfuerzo, miedo escénico, miedo al fracaso, etc y no una verdadera imposibilidad física de conseguirlo.
¿Cómo lo solucionarlo?
Os propongo un juego que suelo hacer a alumnos que llegan este punto, que en la mayoría de los casos funciona y que además es casi seguro que os servirá también en la vida diaria en ciertas situaciones.
Es muy sencillo y solo tiene dos reglas.
1. Quitar de estas frases la negativa palabra “NO”
- Puedo
- Lo voy a conseguir
- Llego
- Lo veo
- Sé lo que tengo qué hacer
-…
2. Evitar transformar la frase usando otras palabras consiguiendo que siga siendo negativa.
Es evidente que esto no sirve para todas situaciones de la escalada ni de la vida cotidiana y es más bien para esos bloqueos absurdos en los que nos encontramos muchas veces y en el fondo sabemos que el único motivo por el que no lo intentamos es porque no queremos.
Por ello os planteo una situación real en la que me he encontrado muchas veces en mis cursos.
Situación supuesta:
En el segundo día de un Curso de Iniciación a la Escalada, un alumno se dispone a realizar la tercera vía del día que ya han escalado sus otros tres compañeros y en el que ha visto que sufrían al darse uno de los pasos. Este paso no supera el V+ pero requiere de algo de técnica y a pesar de que ya ha visto como es por haber estado observando a los demás, en su cabeza se ha quedado grabado a fuego más el esfuerzo que el movimiento en sí para salir de ahí.
Comienza la vía, en polea, asegurado y revisado por mí, con su casco bien colocado, con el nudo peinado y el arnés bien ajustado.
Desde el pie de vía le veo mirar para arriba con desconfianza la zona donde está el paso a unos 6m del suelo.
Sube los 6m sin problema y cuando está a punto de darse el paso clave, de su boca sale una desesperanzadora y habitual frase: ¡No puedo!
Tras decirla me indica que le tense la cuerda (aun más), avisando que se va a colgar de la misma.
Sorprendentemente, y debido posiblemente al funcionamiento de nuestro cerebro, el solo hecho de decir, y pensar, estas ahora positivas frases, hacen que nuestra actitud cambie ante la situación.
¿No me crees? Pruébalo la próxima vez que te encuentres en una similar y luego me cuentas ;)
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