28 de mayo de 2010

DOCTOR VERTICAL (LIBRO)

Hablaba de él recientemente el gallego, Fendetestas, en su blog y comentaba ya algunas cosas sobre el mismo con el que estoy de acuerdo.
Pero quiero añadir algunas más tras su lectura.

Primero decir que el libro trata sobre las experiencias reales de un médico que se apunta al equipo de rescate de Chamonix.

En segundo lugar agradecer a otra médica su recomendación.
¡Gracias Yolanda! :)



Y ahora la crítica:
De nuevo puedo decir que el libro me lo he leído súper rápido. ¡Poco más de una semana y son casi 300 páginas!

Su lectura, amena, sin paja, directa, sincera y muy sencilla de entender, a pesar de los datos técnicos y nombres de medicamentos que añade y destripa.

Sin duda, no me hubiera gustado tanto si no hubiese estado el año pasado escalando en Chamonix y sus espectaculares y salvajes montañas.

También el detalle de haber vivido de cerca un accidente, como cuento en una de las entradas de ese viaje, y la rapidez de su actuación haya también sido influencia.



Ahora me pregunto si Manu Cauchy, el autor, estaría en ese helicóptero que vimos en el Tridente de Tacúl, rescatando a una accidentada que le habían caído un desprendimiento cuando bajaba por la canal del Gran Capucin.

24 de mayo de 2010

ANIDANDO ALEJES (PEDRIZA+AGUJAS VALDEMANCO)

El que me conoce sabe que me apunto a un bombardeo, aunque me gusta saber el alcance de las bombas me van a caer y su cantidad.

Sábado 22MAY10
Con esta premisa acepté la oferta de Viky, para dar unas nociones básicas de esto de la escalada a ella y unas amigas.
Para repartir esfuerzos también estaría David.

Las bombas: Belén, Esther, Bea, Miriam y Viky.
El objetivo: Las placas de Emilo

Lógicamente el calor estaba garantizado, pero el aire que corre me hace pensar que libraremos algo de su intensidad.



Tras el corto acceso, no tardamos en definir las dos primeras vías, aunque antes llegan las explicaciones, recomendaciones y familiarización de material, sin excederme en darles demasiada info de golpe para que vayan asimilando según necesidad.



Primero escalo yo, asegurado de David, la vía de la veta blanca que marcan el croquis como V+.
Tras esta, David se anima a darle a la fisura de la derecha que requiere de material de autoprotección.
De nuevo explicaciones teóricas y practicas de bien y mal y que entiendan los porqués de cada caso.



Están atentas y lo captan rápido.

Mientras David comienza en la fisura, Viky le asegura con el revesino mientras yo sujeto la cuerda y la voy guiando y explicándole que tiene que hacer si cayese.



Estamos en estas, cuando nos avisa David de que no ve como darse el paso del techito y decide acerar del Camalot de nº 2 que ha puesto un poco más arriba.
Tira de él y al superase lo gira hacia arriba, sin querer, consiguiendo que salte, le veo que se queda unos momentos equilibrado y creo que no va a caer, pero se precipita, dandome el tiempo justo para que yo reaccione y tire de las cuerdas y así recuperarlas ya que el siguiente seguro es la chapa que ya tiene a sus pies y evitar que pique suelo.
La suerte no está de su lado ya que se le engancha una de las cuerdas en el pie izquierdo y eso hace que caiga de espaldas.
La caída es más espectacular que dañina y además David lleva el casco puesto.

Tras hacer recuento de daños (nada roto) y sin ni siquiera bajarse, decide continuar.

- Estás sangrando – Me dice Viky.

Miro mi mano derecha y compruebo que me he dado un buen raspón en el meñique y algo de carne cuelga de este.
Nada grave, pero requiere de curarlo un poco para que pare de sangrar.

Ya montadas las dos vías las chicas van demostrando lo que saben hacer.
Estamos ya casi terminando cuando llega César con su hijo Rodrigo a la espalda.

Son ya más de las 15.00 y decidimos tomarnos un refrigerio en la sombra de las vías de arriba donde solo queda una pareja y por lo tanto sitio para todos.



Tras la comida les veo remolones, así que no dejo que se aplatanen y pido que me aseguren y montar de nuevo otras dos líneas, por las que suben todas y todos e incluso Miriam (la más experimentada) se atreve a darse un IV+ de primero encadenándola!

Como es menester, profundas e interesantes conversaciones regadas con una/s buena/s clásica/s



Un placer chicas!


Domingo 23MAY10
Ayer me acosté tarde, pero como ya lo presentía, la hora a la que recojo a Antonio en el metro es también tarde y con Yago hemos quedado a las 10:00 en Valdemanco, desde donde Antonio nos llevaría a la parte de arriba, lejos de los calores de la hoya que se forma en la parte baja y que la hace de temperaturas extremas.

- Vlady? – Escucho una voz tras de mi.

Resulta ser de Javi a quien no veía desde hacia tiempo y con el que comenzamos el camino de subida hasta que les dejamos en unas de las placas que quedan a al derecha del camino donde ha quedado con más gente.

Nosotros continuamos guiados por Antonio que es quien ya ha estado en la zona en año pasado un par de veces y que por mal tiempo no pudieron hacer nada.



Tras 35min vemos ya nuestro objetivo y quedo realmente sorprendido por las posibilidades que ofrece la zona.



Se trata del final de la sierra de la cabrera. Para que nos entendamos, lo que va detrás del Cancho Gordo.



Un montón de agujas, algunas muy verticales, y otras con incluso algún techito. De unos 50/60m de alto y también ese compañero de viajes al que parece últimamente gusta arrimarme. El Musgo.

Tras unas dudas, por aquello de la orientación al Sur, nos decantamos por los que se conoce como Muro Txulu el cual sólo contiene una vía abierta, que llaman Otoño y que en al descripción advierten que es poco repetida. Es decir que está sucia. Pero el grado que expone la guía y el lógico recorrido que muestra en sus dos largos de 20m cada uno nos hace decantarnos por ella.



Como la guía dice que el primero es IVº y el segundo Vº, pues Yago y Antonio se tiran el rollo y me dejan el largo guapo :D

Ya a pie de vía vemos lo que nos espera, pero aun así nos metemos.



Yago es el encargado del primer largo que resulta ser muy bonito, con algunos pasos de fisura de Vº sobre roca arenosa por la falta de escaladas.



Tras montar reu en un pequeño gendarme, laceándolo, subo yo y luego Antonio.



Aquí cambiamos las tornas y ya veo el percal que me toca.



Creo que me voy a divertir.

Nada más salir de la reu está el paso de la vía.
Coloco un Alien verde en una fisurita a la altura de mi cintura y luego más arriba un Camalot 0.75 del que no me fió como quedan las levas. Luego estudio el paso y veo lo que tengo que hacer. No es sencillo y menos con la suciedad que gobierna el espolón.



Localizo un clavo pero por más que me estiro no soy capaz de alcanzarlo. Me faltan 10cm…lo que mide una cinta Frog que no llevo!

No me queda otra que acerar del Camalot 0.75 con las levas mal puestas.
Lo recoloco pero es lo que hay.

- Chavales al loro que voy a acerar y no me fio – Les digo mientras en la mente aparece la imagen de David cayéndose tras salírsele el friend en las Placa del Emilio el día anterior.

Me cuesta mucho decidirme, pero intento valorar la situación de manera racional catalogando los riesgos, la caída, el lugar de aterrizaje si saltase también el Alien y mi cerebro interpreta finalmente que es un riesgo asumible. Seguidamente mi mano agarra el mosquetón y tira de él con delicadeza pero firmemente.

Oigo y veo como el friend expande las levas en el interior de la fisura, aplastando el musgo que hay en su interior…
En equilibrio, busco la cinta con la otra mano para chapar el clavo, tras este la cuerda y luego colocar los pies en una regleta, para por fin soltar el friend y el aire de los pulmones.
No tardo mucho en salir de ahí ya que no es nada cómoda la postura en la que me he quedado y el musgo reinante me deja pocas opciones de adherencia.

Según la guía, a pesar de la verticalidad y aéreo del recorrido que veo, dice, que se va haciendo más sencillo, pero descubro que no es así y aun hay que negociar los pasos buscando el mejor modo de no patinar.
Cuando la cosa empieza a relajar me encuentro con algunos bloques sueltos que casi tiro a mis compañeros.

¡Una chapa!

Al finalizar este espolón, aparece una bolt dorado que indica dificultad o imposibilidad de protección.
Tras chaparlo descubro lo que protege, una travesía a derechas con una buena alfombra a los pies y manos invisibles todo unido a una panza que te empuja el pecho.
Con delicadeza y midiendo cada centímetro libre de musgo de los pies, por fin llego a la reu.
Tras de mi Yago intenta darse el paso en libre pero finalmente acera. Demasiado sucio.



Antonio no se lo piensa y acera para luego disfrutar del resto del camino.



Ya en la cima, valoramos las opciones de bajar caminando por detrás o rapelar desde el único bolt que hay en la reu que he reforzado con un Camalot del nº2.



Finalmente rapelamos, quedándome yo el último por pesar menos.



A pesar de lo sufrido, aun hay ganas de más chicha, pero esta vez miramos una vía que no pase de IVº, visto como se las gastan aquí con el grado.

Mientras damos cuenta de nuestras viandas, nos deleitamos con la visión del resto de agujas y nos decantamos por la que llaman Astarté, que es la primera de las agujas que pasamos al llegar a la zona y que vemos desde nuestro descanso.



La vía elegida Juan sin Pan de 3 largos y de grado máximo IV+ con un tramo de A0, lo cual interpreto como tirar de algún clavo, puente roca, etc.



Algo moscas, nos colocamos bajo la vía y vemos que el tramo de A0 no tiene nada, aun así me animo a probarlo ya que parece fácilmente protegible.



Ya cuando me estoy calzando los gatos compruebo que la base está con mucha tierra y piedra suelta debido a que la roca por abajo es arenosa y descompuesta por lo que de la adherencia me tengo que olvidar y buscar agarres. Como la planta que nace de la grieta y que en un principio había desechado por lo fino de sus ramas y por la cantidad de nudos en su base, detalle que delata rupturas anteriores y que por lo tanto su resistencia es mala.

IVº? Más bien 6a

Alucino con los pasos que me tengo que dar usando incluso las ramas para agarrarme con la mano izquierda.

Tras poner un seguro por fin consigo alejarme del árbol.

Según la guía el bloque se pasa por la derecha, pero yendo de primero como voy, veo mucho más factible encajar la mano izquierda entre la piedra y la pared y luego tirar de la oreja que tiene por encima.



Ya encima del bloque descubro que no es tan sencillo llegar al artificial y que obliga a darse unos pasos antes bastante delicados.
De nuevo una rama sale de la pared. Esta mucho más fina, con los mismos nudos en la base y que deseo no tener que usar.

Miro la fisura y veo que el nº 1 manda, pero solo hemos traído uno. Lo pongo, sé que lo voy a tener que quitar para más arriba, aun así lo coloco y le paso la cuerda.

Cerrojeo con la izquierda y subo pies.



Para colocar el siguiente no me queda otra que pisar la fina rama con el pie izquierdo, cosa que hago con la menor presión posible.
Pongo en nº2 y lo chapo, para finalmente coger mi cabo de anclaje y pasarlo por el mosquetón de la cinta. Justo en ese momento la rama sobrepasa su resistencia a la rotura y me quedo colgado del nº2.

Susto…

Lo que sigue son 3 pasos de A0 y luego una salida en libre de V+ que doy sin mayores percances.

Tras chapar un cintajo con un millón que hace de reunión aseguro a mis compañeros.



Primer sube Antonio y luego Yago.



El siguiente largo es cosa de Antonio, que lo encara con algo de miedo dado el IVº que acabamos de superar, ya que el siguiente lo dan de IV+.



Curiosamente este sí que es de IV+ y termina en una especie de nicho junto a una chapa de otra vía que Antonio usa para hacer más segura la reunión que tiene que montar.



Finalmente otro largo más que le da Yago y que ya la verticalidad que asoma descubre claramente que no es un IV- como marca la guía, sino V+ como descubriría.



El viento aquí sopla continuo y las nubes se han aliado para que nuestra decisión de subir en manga corta haya sido errónea, al menos para mí que me empieza a robar el calor.

¡Reunión!

Decidimos salir los dos a al vez. Yo por la fisura de la derecha y Antonio por la de la izquierda. Antonio gana ;)

La reu está equipada para rapelar con dos bolt y dos argollas, por lo que unimos las cuerdas y por orden vamos bajando. Primero Yago, luego yo y finalmente Antonio.

Juer me estoy quedando helado…

El rapel de unos 35m contiene una sorpresa que no se aprecia desde arriba y es que hay que ir tirándose desde el principio hacia la derecha para evitar el péndulo que luego hay que hacer, mientras se corre por la pared para evitar dar vueltas y chocar con esta.

Por suerte todos lo hacemos bien.



Me han caído unas gotas…

Las nubes se han cerrado y en el Mondalindo la tormenta está ya activa. Bajamos rápidos hasta los coches y ya frente al bar comienza a jarrear.



De nuevo las clásicas corren por nuestras gargantas mientras las raciones de boquerones en vinagre desaparecen entre las palabras que decimos, dando por finalizado el finde con las últimas.

18 de mayo de 2010

TRES BLOGGEROS POR LA CARA (VÍA “BY THE FACE” AL YELMO)

La vía Calavera (apodada por nosotros como “Cagalera”) al Yelmo, es una vía de esas en las que ves poca gente que se meta en ella, debido principalmente a que no dispone de seguros y la posibilidad de protección es mínima. Prueba de ello es el croquis que publicó se hace tiempo en Viaclasica.

Llevaba ya tiempo detrás de este objetivo pero no encontraba la confabulación de la meteo con la gente que se animase a darle un tiento.
Este finde pasado, por fin los elementos se unían para que a pesar de las dudas de mis compañeros Diego y Ramón, aflorasen en cada paso que nos acercaba más al proyecto, se consolidaba.



Pero lo que no nos podíamos imaginar es lo que nos encontramos. Dos cordadas por delante.



- Teníamos que haber quedado antes – Nos reprocha con razón Diego sabiendo que no podemos combatir su comentario.

Valoramos esperar a que se alejen de la primera reu, pero enseguida vemos cosas que no nos gustan, como el adelantamiento (creo que permitido) y la posibilidad de que si caen nos arrastren.



No hemos subido ninguna guía, así que buscamos a alguien que haya cargado con ella hasta la pradera y valoramos otras opciones, con la premisa de que no la hayamos hecho ninguno y que sea de grado asequible.



No tardamos mucho en descubrir una olvidada línea del mismo estilo a la Calavera pero que va un poco más arriba siguiendo e igual modo una vira que recorre la cara Sur de derechas a izquierdas en una espectacular travesía con a penas 9 seguros (sin contar reus) en su casi 200m de recorrido y con una posibilidad muy escasa de autoprotección.



La decisión está tomada y mi coco preparado durante la semana para enfrentarme al reto de una escalada por la Sur del Yelmo, sin apenas seguros, apelando únicamente a la destreza de mis compañeros para recuperar cuerda en caso de caída y a tener confirmado el supuesto grado de la vía, que no daba más de 6a y en el último largo.

Ramón lleva ya tiempo sin trepar y mucho más sin meterse en vía larga, así que el coco no lo tiene como para meterse en frío y Diego, debido a una lesión reciente en una mano, el asegurar lo tiene descartado.

Confiado y a la vez entusiasmado por el reto, no tardo mucho en estar metido en faena, aunque me preocupa un poco el no sentir miedo.



La vía comienza fuerte tras una fácil placa, con un paso atlético que se puede asegurar con un “frend”.



Tras este, se chapa un parabolt para luego seguir por una fina placa que corta una fisurilla que sólo sirve de guía para no perderse y en la que se concentra el grado más técnicamente difícil de la vía.

Estudio la roca para no fallar y consigo pasar sin caer hasta llegar a una de las fisuras que si que se puede proteger. Aquí el nº 4 se queda para seguir por la vira, más fácil, pasando por tres chapas más.



Una vez pasada la última, dejándola atrás y más baja de mi posición, llego al borde del gendarme, del que tengo que bajar para llegar a la placa donde veo un poco más abajo la primera reu.



Mi primer instinto es el de saltar y quedarme en placa con un poco de suerte, pero es algo que descarto enseguida ya que si fallo caería de mala manera dándome generoso golpe con el lado izquierdo del gendarme, que estaba a unos 2m de la placa.
Lo mejor es colgarme de las manos y luego dejarme caer en la placa, esperando que la suela de los gatos me agarren al granito y luego ir hacia la reu.



¡Al loro Ramón!

Me voy descolgando hasta que los pies me quedan en el aire y las manos agarradas a la roma vira, por la que he llegado. No llego, así que me veo obligado a soltar una mano (la izquierda) para así intentar que el pie esté más cerca. Con esta misma mano palpo el gendarme y descubro una fisura que me ayuda a por fin bajar.
Chapo la reu y debido a la tensión no me salen las palabras, así que asomo una mano por encima del gendarme, con el pulgar levantado, para que mis compañeros sepan que ya estoy en reu.

En esto de las travesías el primero lleva su responsabilidad, pero los segundos también tienen que escalar e ir con cuidado de no caerse ya que las consecuencias son similares y en muchos casos hasta peores.



Ya en la reu, Ramón me confirma que prefiere esperar a otro largo para darle de primero. Yo encantado de seguir de primero.

Lo más difícil de este largo resulta ser no el extraño paso antes de la chapa, sino pasar un tramo donde la vira se vuelve roma tras dejar la chapa lejos y con posibilidad de caer de espaldas sobre la placa que hay entre el gendarme y este paño y que gobierna un pequeño muro de agarre romo.



Lo paso no sin miedo (por fin lo siento bien) y descubro que tenemos a unos chavales que están en la reu que se supone me toca. No es sitio para pararse, así que tras preguntarles y decirme que ellos continuaban recto ya que estaban haciendo la Esteban Altieri, chapo la reu y les paso por debajo para llegar a la siguiente reu. Entremedias, nada. No hay chapas ni posibilidad de protección.



Confianza, no pensar en la caída, ni en la distancia que hay entre “seguros” y dedicarse sencillamente a escalar.

Llego a la reu y comienzo a montar cuando descubro que hay otra a tan solo 10m y que queda más cerca del muro del siguiente largo, que tiene un aspecto nada agradable.

- ¿Te animas Ramón? – Le digo al llegar a la reu, recordándome por alguna razón a una conversación pasada.



Tras unas pocas dudas al final pide los cabos del miedo y se aleja de Diego y de mí, adentrándose en las fauces de adherencia expuesta con un paso de V+ de fe, que controla tras varios dudosos intentos consiguiendo que Diego y yo estemos sufriendo lo mismo que él.



Tras este, continua la tónica general de travesía, sin seguros, ni posibilidad de ponerlos hasta que encuentra otra chapa como a unos 15m de la anterior y luego la reu.



En esta volvemos a cambiar cabos y de nuevo me enfrento a otra travesía que en algunas guías la dan de 6a.
La razón es un paso vertical, de bloque, sobre unas setas y con el seguro (un “frend”) a los pies. Para nosotros V+.



Tras este, un laceo a una seta y luego a buscar unas fisuras ciegas improtegibles de Vº, donde uso de manera psicológica una gran seta y que sé se saldrá en cuanto mueva la cuerda, pero necesito algo para continuar hacia arriba.

¡10m Vlady! - Oigo que me gritan.

Tras navegar por la parte alta buscando un lugar donde montar reu, por fin encuentro una reu de argollas, a la derecha, un poco más abajo.

Desde aquí aseguro a Ramón y Diego, para luego, el primero, darse el largo de transición final hasta la parte alta del Yelmo.



Por supuesto cima.



Destrepe.



Y diedro de la Valentina.



Ya abajo el cuerpo me pide marcha y aunque a Diego y a Ramón no le hace trepar más, le doy un tiento a las fisuras ciegas del gendarme pero me bajo al ver la suciedad de las mismas.



De camino, nos encontramos una escena que hacía tiempo no veía y es a un escalador en las fisuras de Colina Hueca escalando en solo integral en una vía de V+, lo cual como no, hace plantear la conversación entre los tres y los metros que hemos recorrido en el Yelmo sin a penas seguros en grado similar.