No sé que es lo que tienen o no tienen las Agujas de Vlademanco, pero de las dos veces que he estado en la parte de arriba, no hemos visto a nadie trepando en ellas.
Será su extraña y difusa graduación?
Será su poca publicidad frente a la parte de abajo?
Será su necesidad de graduación según la cantidad de musgo?
No lo sé, pero al menos en la última voy a intentar poner remedio ya que últimamente me estoy viendo obligado a escalar sobre este inestable medio que es el musgo.
Eso si, advertir de que esta escala, como pasa con la escalada alpina, dependiendo de las fechas puede cambiar radicalmente y lo que era un infierno de patinaje y polvo en los ojos, en otras fechas puede ser un agradable paseo.
Ya sabéis, el grado siempre es una propuesta y subjetiva.
De nuevo
Antonio y yo nos subimos a esta solitaria zona en busca de algo nuevo que satisfaga nuestras ganas de roca, yendo a dos paredes enfrentadas, concretas en las que tiene apuntadas un par de vías de grados asequibles y equipadas. Luego, si las ganas y el tiempo lo permitían, nos meteríamos en alguna que justificase el juego de friends que rellena nuestras mochilas.
Las elegidas,
Punta Inquisición y
Cancho Moñiga. Ambas, como decía, enfrentadas de Este a Oeste, siendo la soleada por la mañana por la que comenzamos.
Spits protegen ambas caras. Mi desconfianza hacia este tipo de seguros es tanta como los clavos de Pantones 188C y similares.
Según la guía V+ y su nombre
Inviernos.
Antonio la lucha de primero.
Luego le doy yo y compruebo sus dudas en una laja intermedia que resulta ser de paso raro. El grado? Bien puesto.
Sin quitarme los gatos pasamos a la otra pared y me meto en la que llaman
Rebeca y de grado 6a+.
Estando tan cerca una de otra no debería estar mal graduada y así es. Aunque si se navega correctamente quizás el “+” sea tan solo por lo técnico de sus movimientos del primer muro.
Impecablemente equipadas, si no fuera porque son spits, incluso hasta en la reu.
Y hablando de la reu. Tras escalarla Antonio, tiramos de las cuerdas y ¡Oh sorpresa!, inexplicablemente se a quedado enganchada con algo arriba.
¿Pero en qué?Tiro con contundencia, pero nada.
No entendemos en qué se ha podido quedar, ya que no había ningún obstáculo allí arriba, por lo que deducimos que está en la misma reu, posiblemente con nudo.
Hay que subir a por ella.Estas cosas es mejor pensarlas con detenimiento ya que las prisas no son buenas consejeras y luego puede ser peor.
Tras darle un poco de vueltas a la situación distancias y material, determinamos que subiríamos por la vía que recorre el espolón, llamada
El Perfil del Diablo, V+ (según guía) y que parecía fácil desde abajo, con sólo la cuerda gris, pero usada en doble.
De este modo, subiría en doble, aunque sólo dispondría de 30m, por lo que tendría que montar una reu donde pudiera.
La verde la pasamos a esta cara tirado de ella hacia la izquierda, y Antonio la llevaría recogida, en lazadas, cuando subiese tras de mi.
El primer tramo es un trepada sobre una loma de IVº, M, imposible de proteger, hasta allegar al comiendo de una serie de techos, que desde abajo se ven tumbados por efecto óptico, pero ya en faena compruebas que son más verticales de lo que imaginabas. V+ M+.
Los patinajes en este tramo son algo más que desagradables ya que son obligados pasos de diedro en los que la protección es de esas que dices:
Vale, pero no me voy a colgar para probarlo.Justo antes de salir de los techos hacia la izquierda está el punto de no retorno.
Si sales a la placa ya no puedes volver, pero de frente no hay posibilidad de protección y la cosa tira para atrás mucho y sin agarres visibles.
Coloco a la altura de mi cintura un par de fisus (6 y 8) en línea sobre la misma fisura y aviso a Antonio de la situación.
Me lanzo dinámicamente hacia una oreja roma que hay a la izquierda y paso los pies en adherencia musgosa, para luego hacer un pie mano y colocarme de pie sobre esa oreja.
Sorprendido y asustado me quedo mirando lo que se presenta frente a mi.
Una manta de musgo cubre una placa improtegible a primera vista y muchos metros hasta llegar al final del espolón donde ya se pone horizontal.
Busco el sacafisureros pero lo he dejado colgado en el primer fisu para que pueda sacarlo Antonio que no tiene.
Y el cepillo en la mochila...Uso mis manos para buscar entre la manta algo donde apoyarme y/o tirar para salir de allí por arriba.
Tras escarbar un poco descubro a mi izquierda una fina laja en la que podría meter un Alien. Abajo he dejado el verde que hubiera entrado de miedo. Sólo tengo el Gris, así que es el que medio meto para quitarme ese miedo que me obstaculiza la ascensión y como no la manta de musgo que pondrá a prueba mis nervios y mis gatos.
Tras unas dudas, decido hacerlo en bavaresa cogiendo esa laja con más miedo que vergüenza ya que lo mismo me saltaba en plena cara.
Por suerte me deja agarrarme a ella sin que rompa y consigo
caminar por el musgo hasta por fin llegar a la parte menos vertical, donde se supone debía montar la reu. Pero compruebo que no es posible, sobre todo por la falta de material, dejado en el penoso recorrido del largo.
¡Te queda esto Vlady! – Me dice Antonio desde abajo mostrándome un par de lazadas de cuerda en sus manos.
Miro hacia arriba y descubro una de las chapas de la otra vía, un poco a la derecha. Lo decido como objetivo y llegando justo, refuerzo el spit con un nº1.
Antonio tarda menos que yo en llegar arriba, pero tiene que pasar por lo mismo que yo.
Antonio, encima de la oreja, frente a la manta de musgo
Tras llegar a mi lado, decidimos que suba yo hasta donde la cuerda quedó enganchada, monte rápel, baje hasta donde está él y desde allí bajar los dos hasta el suelo.
Cuando llego a la reu compruebo el increíble nudo que se ha formado en la misma anilla…
¡Inexplicable!Ya abajo, decidimos comer algo y si aun teníamos ganas de marcha tras el descanso, darle un tiento a otra vía.
Tras esta, como era de esperar, aun nos metemos en otra, cotada de 6a+, llamada
Garañón y en el
Cancho Moñiga.
Se trata de una vía plaquera, equipada con spits pero con malas caídas y expuesta.
Le toca a Antonio, y se ve obligado a
acerar, incluso a bajarse a dos chapas de la reu, donde se concentra el mayor grado.
-
En esta te vas a lucir – Me dice mientras se desata.
-
Bueno, ya veremos – Le digo viendo el aspecto y sabiendo como se gastan el grado aquí.
Efectivamente no estaba equivocado.
El primer tramo de los 30m ya exige de buena técnica, siendo un paso de V+. Tras este, llega un tramo fisurado y romo de 6a+.
Luego otro que no consigo ver y que por más que pruebo variables no lo veo claro.
Acero.
Luego llega otro muro, el final. Aquí se trata de desplome, con agarres malos, caída sobre repisa y más de 6a+ seguro. No puedo decir cuanto más ya que
aceré, aunque sí puedo decir que tras acerar hay un par de pasos obligados, muy expuestos, a la izquierda de 6a+.
Cuando llegas al siguiente spit, otro indudable
acerado ya que de Vº (como dice la guía) nada, de nada.
En mi opinión,
Garañón es 6a+, A0.
Más cansado de lo que esperábamos, volvemos a los coches de nuevo sin ver un alma en la zona, cosa de agradecer, por lo que a pesar de las penurias pasadas es un fiel candidato a volver de nuevo, aunque tan solo sea para perfeccionar la técnica en la escalada sobre y musgo.