LA ISLA BONITA 03 - LA CARRERA - (TRANSVULCANIA 2014)
- Hola! Sé que es una irregularidad y no están para esto, pero necesito su ayuda! He olvidado el Chip en el coche en el km 5 y salgo en 15min!
- Lo siento señorita no podemos abandonar este puesto.
Ori desesperada empieza a parar coches que están a punto de bajar preguntando si nos pueden llevar. A verlo, el Guardia Civil que parece estar al cargo, se acerca a Ori y la dice que van a ver qué pueden hacer para ayudarnos.
Se abre una luz de esperanza y el reloj parece detenerse un momento.
Uno de los Guardias nos piden la matricula, modelo, color y situación del coche. Les damos los datos exactos y las llaves, para que baje y suba antes de que empiece la carrera. 10min.
El Guardia se va y nos quedamos esperando con el alma en vilo.
El reloj vuelve a ponerse en marcha y corre rápido en nuestra contra.
Última llamada para los corredores de la maratón – Se oye por megafonía
Nos acercamos al Guardia civil que parece mandar, y le preguntamos que si tiene noticias.
Le llama por radio y no contesta.
10:25
Pues la última vez que hicimos algo así – Nos cuenta el guardia civil al mando mientras espera con la radio en la mano – el compañero se cayó con la moto y…
Justo acaba de terminar la frase cuando le vemos llegar y sacar la bolsa naranja de la moto!
Ori no se puede contener y le da un abrazo. Yo estoy a punto de pedir sacarle una foto, pero son las 10:28 y no hay más tiempo que perder.
Corremos a la salida dónde están a punto de recoger los aparatos y las alfombras que están conectados a estos.
Esperen, esperen!
No nos podemos ni despedir, Ori corre a colocarse en el grupo y con un gesto de la mano la veo salir mientras todo el mundo anima.
El plan del día era que nos veríamos en el Roque de los Muchachos. en una de las curvas. a eso de las 15:30 cuando habíamos calculado que pasaría por allí.
El tiempo que tardo desde aquí lo hemos valorado entre 2 y 3 horas por lo que sin dilación me bajo al km 5 dónde había dejado el coche para comenzar mi carrera personal.
Empiezo sobre todo aliviada de poder salir con el chip, la hubiera corrido igualmente solo con el dorsal, pero está bien que después de todo lo invertido, aparezca como que he corrido la carrera oficialmente. Salgo como siempre con los últimos del pelotón, no se me dan nada bien los comienzos, no escucho la voz interior de mi propio ritmo hasta pasada la media hora, que es cuando empiezo a estar caliente y con la respiración en armonía con mis piernas. Aún así voy adelantando a más o menos unos 10km/h a un buen número de participantes tanto de la marathon como del ultra en los primeros kilómetros de pista llana y polvorienta.
Llego al primer avituallamiento en el km7: El Reventón, y no me lo pienso ni dos veces, sigo sin pararme. Me dice una voluntaria: no tienes agua en los próximos 7 km. Pero llevo un litro de agua en el camel back y otro litro de bebida isotónica repartido en las dos botellas de hidrapack de Salomon, así como comida suficiente (4 medios sandwiches- en realidad llevaba 6 pero me pareció demasiado y se los di a Vladi antes de salir- de queso y membrillo, queso y espinacas y crema de cacao, dos barritas y frutos secos tipo orejones, y una torta de higos con almendras-producto canario.
Tras cientos de curvas llego al puente que cruza el Barranco de las Angustias. Aquí sé que está una de las zona de escalada a las que seguramente iremos en los días que quedan, así que aprovecho que tengo la vejiga llena para hacer una paradas de unos minutos y hacer unas fotos para luego verlas en con más detalle.
Tras ello vuelvo a montarme en el Opel Corsa y salgo concienciado en lo que aun me quedaba de curvas.
Me encuentro a un grupo de al amenos 50 personas con camisetas naranjas e incluso un estandarte con un escudo que van ocupando toda la pista y a los cuales me es difícil pasar, no lo facilitan precisamente. Los paso antes de que la pista se convierta en sendero de montaña estrecho con espacio para una persona y como mucho a tramos con espacio para adelantar. La cuesta se empieza a pronunciar pero trato de correr todo lo que puedo en los llanos y en las cuestas menos empinadas, poniéndome árboles como objetivos. Lo paso mal, por lo que sea no estoy en un grupo a mi misma velocidad, hay mucha gente y muchos cuellos de botella y me sucede tanto que hay gente que me quiere adelantar a mí como gente a la que yo quiero adelantar. Es un poco esquizofrénico. Yo facilito el paso siempre que puedo, incluso llegándome a parar y frenándome y agradezco enormemente la gente que me va pidiendo paso y me dice “por tu izquierda!”. Pero no todo el mundo parece entender tales códigos. Especialmente alucino con la gente que va sin utilizar los bastones pero los lleva en la mano, braceando y con las puntas hacia atrás en senderos súper empinados y estrechos. Me resigno, digo algo cuando puedo, me tranquilizo y apago un par de luces rojas de los ultreros que no se han dado cuenta que ha amanecido :-) Llego muy fácil al segundo avituallamiento en el km 16, el Pico de la Nieve, ya a unos 2.100m de altura (desde los 1450 del Refugio del Pilar) y decido tampoco pararme, pero ay! aquí no va a ser tan fácil, el sendero es mínimo y hay una cola impresionante. Empiezo a preguntar que para qué es la cola y si hay control de chip. Parece que la cola es solo para rellenar agua y a mí no me hace falta, así que me salgo del sendero y adelanto con las consiguientes suspicacias de más de uno…lo siento chicos…solo quiero pasar de largo, me excuso.
El estómago me cruje y decido parar un momento en un punto indeterminado de la carretera para comer los sandwich que Ori me ha dejado en el último momento. Es lo único que llevo de comida…
Al parar compruebo el calor que hace fuera y pienso en Ori al imaginarme el calor que debía estar pasando.
Los sandwich no me sientan bien, los he comido demasiado deprisa. Arranco y vuevo a mi rally.
Sigo animadísima, a partir de aquí hay pequeños llanos combinado con pequeñas subidas y unas vistas espectaculares de la caldera y su desagüe natural por el Puerto de Tazacorte. A lo lejos se ven los observatorios de color blanco brillante.
Menos mal que he venido a explorar los caminos unos días antes porque la vista sobrecoge e incluso puedes sentir miedo en algún trecho con patio a uno de los dos lados, pero el GR se deja correr…y andar. Me junto con un par de chicas de la Ultra que van a un ritmo muy majete y les doy la enhorabuena…me dicen…aquí todos somos valientes y estamos todos metidos en el mismo fregao…me rio. Llevo bebiendo a poquitos Aquarius y algo de agua con el alimento: algún orejón y medio sandwich. Cuando, sin darme cuenta llego al tercer avituallamiento: El Pico de la Cruz, a unos 2300m y km 20. No llevo ni cuatro horas y aquí ya hay sólido. Me permito pararme, dejarme que me echen agua por encima, rellenar bebida isotónica y coger un trozo de plátano y sandía. Salgo disparada.
Por fin llego a la carretera que sube al Roque de los Muchachos y cuando paso las cúpulas del observatorio me paran me indican que debo aparcar y subir andando lo que queda.
No me preocupa, por suerte el punto dónde he quedado está 100m de dónde dejo el coche.
He tardado 3h en llegar aquí.
Como si me hubiera ido a Valencia – Pienso
En estos 100m de cuesta alucino con el calor. Es el día de más sol de todos los que hemos estado y encima no corre el viento.
A los pocos kilómetros empiezo a acusar el calor y la velocidad. Voy bien hidratada…qué está fallando. La gorra! No la llevo! La saco de la mochila y me la pongo. El calor y la subida final al Roque de los Muchachos se hacen duras, pero llego en 5 horas exactas al km 27 y al punto más alto de la carrera, más de 2.400 metros.
Estoy excitada y temblorosa!! Tanto que no puedo abrir las botellas de hidratación para rellenarlas. Pido ayuda a un voluntario y cojo unas sandías y salgo disparada, no sin antes parar a que me echen agua por encima. He quedado con Vladi un poco más abajo, donde el GR-131 se vuelve a hacer caminito después de la carretera asfaltada. Estoy súper contenta. Voy en el tiempo que quiero y sólo quedan unos 15km a la meta y de bajada.
La veo llegar justo a la hora que habíamos pensado y eso me alegra. Además la veo súper bien a pesar de llevar casi 30km en las piernas.
Sé que ahora llega lo peor con el calor que será más potente ahora, pero la animo diciéndola que ahora ya todo es bajar y eso sé le da muy bien.
No pasamos ni un minuto juntos. El tiempo que tarda en comerse medio plátano que ha cogido arriba en el Roque.
Ánimo, nos vemos en unas horas abajo! – Le grito mientras la veo bajar a toda velocidad por el malpaís.
ERROR!! Esa expectativa se esfumó enseguida. Las primeras bajadas llaneando son muy cómodas pero según vamos bajando a los pinares se convierten en terrenos técnicos muy empinados bien de piedras grandes y saltitos, bien de grava que resbala montones y ni los bastones parecen ayudarme. Las caderas empiezan a dolerme, hasta ser un dolor bastante constante y profundo.
Pero lo peor no es eso, lo peor es el calor. Bofetadas de calor que no te permiten respirar, como si te lamiera un perro la cara. Y varias personas en el borde del camino siendo atendidas por Protección Civil con deshidrataciones de todos los grados, incluyendo un rescate con helicóptero que veo a lo lejos. Me empiezo a sugestionar y me entran ganas de llorar. Me quito la música, decidida a tomar el control de la situación. Me animo a mi misma a seguir (lo haría en voz alta? parecería una loca?), bajo la velocidad, y me prometo a mí misma hacer la parada el tiempo que haga falta en el último avituallamiento para valorar la situación. Me adelantan bastantes personas. Se me hace interminable pero por fin llego a la Torre del Time.
De nuevo sin mayor entretenimiento me bajo al coche y alucino de lo caliente que está el volante.
Tanto que tengo que usar el buff para poder agarrarlo y conducir de nuevo entre cientos de curvas a cual más cerrada.
Ahora mi objetivo es el Puerto de Tazacorte, la meta de la Maratón y si he tardado 3h en llegar aquí las 2h no me las va a quitar nadie.
Solo es como si fuera a Ávila – Me animo mientras giro en una interminable curva a derechas.
Valoro la situación: Estoy casi en el km38, llevo 7horas 22minutos. Me quedan unos 6km por delante y aunque no vaya exactamente en el tiempo que quiero no voy a tirar la toalla. Me hidrato muchísimo y me tomo un ibuprofeno para el dolor. Me siento por primera vez en toda la carrera. Hablo con un compañero que también resulta ser médico y ha decidido retirarse de la Ultra, me anima a seguir. La situación en el avituallamiento es desoladora, hay por lo menos 5 personas con suero intravenoso y mucha gente retirándose. El acto de los voluntarios cortando con las tijeras el chip de los corredores retirados me provoca una ternura y tristeza infinita. En esos momentos me llama mi amiga Amai. Cómo vas? Has acabado ya?, la oigo decir. Entre los cálculos que habrá hecho y que es una hora más en la península piensa que ya he debido acabar. Me siento fatal y rompo a llorar. Esto es muy duro, le digo, me duelen las caderas de una forma que no había experimentado antes, y le pongo ejemplos verborreicos utilizando una mezcla de términos médicos de tal forma que me dice: Hidrátate, sube esos niveles de glucosa y decides después. Me ha debido notar desvariando, me digo. Pero repaso mentalmente y lo encuentro todo en su sitio y controlado, excepto el dolor de caderas, pero para eso ya he puesto la solución que está en mi mano. Decido seguir…a por todas!!! A trotar y saltar al estilo palmero con los bastones…no queda otra!!
Voy bajando y cada vez hay más vecinos con baldes de agua, mangueras y plátanos que hacen el camino más llevadero. De no ser porque dan información contradictoria sobre la distancia que queda y el terreno por el que discurre. Te quedan 2km! y al rato, te quedan 3km!! Me da la risa floja. El remate es el último kilómetro completamente vertical de bajada al Puerto de Tazacorte. Sonrío a todos los que me dicen: ya no te queda nada campeona!! Miro el reloj, 8h45min. Quería haber hecho en torno a 8 horas, pero la bajada me ha matado definitivamente. Esto es lo que hay, me digo, y me reto a llegar en meta con el marcador aún mostrando las 8horas.
Llego al Puerto en dos horas como estaba previsto no sin jugármela en algunas curvas por el cansancio. Por suerte no hay mucha gente en la carretera.
El ambiente es brutal y también algo confuso tanto que aprovecho para “colarme” en la zona de prensa (se me olvidó solicitarlo), aunque al final me preguntan y pido permiso para poder grabar a mi chica que está a punto de llegar.
Sólo oigo la megafonía, que es como un mantra.
Las sombrillas de colores ahí abajo en la playa de arena negra. Me visualizo entrando al mar. Corro como una fiera en los zig-zags finales y entro al paseo marítimo. Veo al fondo el marcador. Puedo hacerloooo!! y sprinto saltando al final!! 8h 58min!!
La veo llegar a toda pastilla! Alucino e intento encender la GoPro pero no me da tiempo de lo rápido que llega!
Vladi está esperándome en la meta. Me quería haber grabado con la Gopro pero se le ha encasquillado. A mí no me importa nada, ni fotos ni videos. La neurona no me funciona y no mantengo una conversación muy coherente. Me dan una medalla. El sufrimiento ha pasado, me digo. Solo el haber sobrevivido al calor sin ser atendida me parece un milagro, una suerte de equilibrio imposible entre el sudor y la ingesta de agua. Entonces veo a mi compañero de camiseta de Club con su chica atendiéndole, se ha mareado. Entro en el puesto de salud y pido ayuda, le meten dentro y le cogen una vía.
Ori está descolocada, aunque sumida en lo que conlleva estar tantas horas luchado contigo mismo y la “obligo” a parase un momento para al menos hacerla una foto.
Vladi me enseña la foto que me ha hecho.
Entonces me percato de mi apariencia. Parece que vengo de la guerra!!! Tengo un rictus raro en la cara, las piernas negras de polvo, las zapatillas destrozadas (seguramente no habrían aguantado un envite de 20km más). Pero me siento orgullosa. Ni un retortijón ni malestar gástrico esta vez. El quitarme de geles y no tomar naranjas ni nada ácido ha surtido su efecto. En total he bebido 2 litros de agua y 3 litros de bebida isotónica. He tomado 2 medios sandwiches, varios orejones e higos con almendras, 1 plátano y 4 trozos de sandía. He hecho tres veces pis durante la carrera…de esto no hay foto ya que Vladi no estaba cerca :D
Me ducho en las duchas de la playa y me cambio. Me bebo un litro de batido recuperador. Nos vamos a los Llanos a disfrutar de la cena para los corredores y acompañantes y la entrega de medallas. La gente está metida en un éxtasis colectivo muy grande. A ratos me dejo llevar y a ratos me viene grande.
Para mí correr es una experiencia muy íntima que normalmente hago en soledad, no estoy acostumbrada a este júbilo de tantas personas a la vez. Pero pienso que gracias a metas como estas disfruto del entrenamiento y de la exploración de mis propios límites, de las cosas que tienen valor para mí. Le doy las gracias mentalmente a La Palma, un lugar mágico y precioso!!