Miro la hora y veo que son las 07:10.
Sacamos la cabeza por la puerta y el cielo es de azul intenso y el viento es casi nulo.
Parece que la ventana se ha atrasado.
Aun tumbados en los sacos discutimos qué hacer.
Está claro que a la cima no nos da tiempo. ¿Quizá a la base del glaciar? Pero tampoco sabemos si esta ventana aguantará mucho.
¿Lo intentamos? – Le digo a Yago sentándome.
¿Ya que estamos aquí? – Responde positivamente.
Nos levantamos, desayunamos lo previsto y salimos camino arriba.
Lo primero es conseguir agua y en las inmediaciones solo encontramos una zona en la que chorreaban hilos del líquido elemento “filtrados” por el musgo.
Esperemos que no nos dé cagalera…
Tras coger agua continuamos hasta el derrumbe. Allí nos encontramos con la mejor vista que podíamos imaginar.
El Cerro Torre, con su glaciar debajo.
Una pena solo disponer de la GoPro para hacer fotos, ya que la vista era mágica y hubiera estado genial si se pudiera haber usado el zoom de la mojada cámara de Yago.
Con la reciente lluvia que había caído, que arriba seguramente había sido en forma de nieve, se podía apreciar el perfil blanqueado de esta impresionante aguja.
Una hora después llegamos al rio que nos habían comentado, donde se puede coger agua sin problemas (con poco minerales recordemos) y vemos el lugar de vivac perfectamente, antes de cruzarlo.
Es lo que tiene el ir por primera vez a un sitio.
Desde aquí la cosa se pone pina y bastante peligrosa ya que toca caminar por terreno inestable y difícil de seguir pero siempre hay tiempo para un selfi :P
Al final subimos por donde podemos.
A la bajada seguro que se ve mejor.
Cuando el lado izquierdo se vuelve demasiado vertical pasamos al otro lado del rio.
Aquí Yago me ha sacado bastantes metros de distancia. Y es que en las subidas se nota mucho la diferencia de altura, y más en ese terreno en el que das un paso y retrocedes dos en muchos casos.
Decido darme un respiro, comerme una barrita, dar un buen trago de agua y hacer una foto con la GoPro.
Quién me iba a decir que justo esta magnifica foto sería la última que podría hacer del Cerro Torre
Pipipipi…
De repente la GoPro empieza a pitar cada vez que intento hacer otra foto.
Miro la pequeña pantalla y descubro con horror lo que pone.
FULL
La tarjeta está llena y no me deja sacar más imágenes.
Como no he traído el móvil, no puedo acceder a las opciones, mediante la app, para borrar alguna foto o vídeo, así que opto por intentar bajar la resolución de las fotos para que así me deje sacar alguna más. Después de trastear un rato, descubro que no se puede hacer si no es con un terminal con la app instalada.
Resignado me quito la mochila de la espalda y guardo la cámara en la seta.
Miro para arriba y veo que Yago ha desaparecido de mi vista. Entiendo que se ha metido detrás de algún recoveco que me impide verle.
Sigo subiendo pesadamente hasta que de nuevo le localizo.
Ha llegado a los picos que veíamos y no ve por donde seguir.
Esta zona requiere de mucha atención ya que el recorrido es un auténtico laberinto siguiendo los hitos que buscan lo más sencillo para pasar, obligándote a ir arriba y abajo, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.
Por fin, tras varias horas llegamos a lo que interpretamos como el paso para acceder al glaciar.
Llevamos 5h desde que hemos salido del campamento y hemos llegado a la hora límite que nos habíamos planteado para regresar a El Chaltén y devolver a la tienda antes de las 17:00.
Un último vistazo al comienzo del glaciar del Cerro Solo nos da una idea de lo que nos quedaría por subir hasta la cima. A ojo, al menos otras 3h hasta cima. A esto hay que sumarle el tiempo de bajada.
Cuando salimos esta mañana de nuestra tienda ya sabíamos que no lo ibamos aconseguir pero había que intentarlo.
Hemos apostado y hemos perdido, pero al menos hemos jugado.
Y es que de lo único que hay que arrepentirse es de no haberlo intentado.
“Satisfechos” retrocedemos por nuestros pasos en dirección al campamento donde tenemos aun montada la tineda con el resto del equipo.
Recogemos la tienda. Caminamos hasta la tirolina, la pasamos, esta vez sin problemas y caminamos otras 4h hasta El Chaltén.
Dejamos el papel de registro en el buzón del parque para que sepan que estamos de regreso, luego al hostel a dejar las mochilas y también decir que estamos abajo.
Cogemos mi cámara y móviles para poder seguir documentando el viaje.
Devolvemos el equipo alquilado.
Y nos vamos a celebrarlo como se merece. En las horas felices :D
¡A pares!
13 febrero 2017
Como ya habían previsto en varias web llegaban varios días de mal tiempo en la zona y amanece lloviendo y como no con viento.
Tras hacer el equipaje, pagar y despedirnos, toca hacer parada en la única estación de servicio de la zona para llenar el depósito. En la que como es lógico hay cola.
Luego cogemos carretera y empezamos con el regreso a El Calafate.
Fotos de despedida con el arco iris cubriendo las agujas.
Parada para mear junto al único elemento discordante en este paisaje lunar. Un coche quemado que hay a mitad de camino.
Llegamos a El Calafate tras 3h de viaje con todo el día por delante.
Dejamos las cosas en el hostel, luego devolvemos el auto y nos vamos a hacer un poco de turismo por la zona.
El perro es de verdad ;)
Vuelta al hostel para preparar el equipaje para el avión y gestionar el minibús que nos recogerá para llevarnos al aeropuerto mañana, para poder volar a Bariloche de nuevo.
14 febrero 2017
De nuevo toca viajar con las botas y con el equipaje repartido por volumen y peso.
Debido a la hora del vuelo no nos da tiempo a hacer nada este día. Cosa que agradecemos ya que el cuerpo se resiente después de 25 días sin parar nada.
Todas las comparaciones son odiosas
15 febrero 2017
Pero aun nos queda un cartucho en la recámara y un par de días antes del regreso por lo que decidimos aprovecharlo yendo de nuevo al sector Génesis, para hacer las vías que nos quedaban de la visita anterior.
Sabiendo ya el camino la cosa es muy diferente.
Vamos a tiro hecho y aprovechamos bien la mañana, hasta que ambos notamos que el cuerpo nos está dando aviso de que llevamos demasiado tiempo sin parar.
Pero no nos queríamos ir sin hacer una llamativa fisura adiedrada, limpia y con reunión.
Resulta ser una magnifica vía de 6a+ aunque muy sucia por la falta de uso.
Tras ella nos vamos a esperar el colectivo a la carretera.
Ya en Bariloche nos pasamos por una de las playas del lago para refrescarnos un poco.
Descubrimos, además de que el agua está helada, que lo que nosotros llamamos Socorristas aquí lo llaman Guardavidas.
16 febrero 2017
Amanece lloviendo, como si fuera una película, que suele significar cambio.
Este era nuestro último día y como tal además de ir a probar suerte en el Club Andino, con la campera (chaqueta) de plumas de Yago, tocaba hacer equipaje al estilo de la pareja de catalanes que nos encontramos en el Frey.
Lo de la campera es un éxito y la recuperamos!
Lo del equipaje nos lleva toda la tarde y aun así dudamos de que lo consigamos.
Por la noche, como habíamos planeado desde nuestra llegada a Bariloche, nos vamos a cenar a eso de las 20:30, para coger sitio en
La Fonda del Tío.
Nos hartamos a comer y beber.
Y por supuesto con postre.
17 febrero 2017
El día del viaje de vuelta a España.
Nos la jugamos a una carta y en mi caso con todas las camisetas que había traído puestas, para reducir el volumen, además de las botas, chaquetas, etc
Por suerte cuela y lo conseguimos pasar si pagar exceso de equipaje, pero seguimos sin entender como lo hicieron los catalanes, ya que decían se habían traído, entre otras cosas, cuatro sacos de dormir, dos de ellos gordos.
Ya con todo facturado, nos relajamos, sacamos los bocadillos y los comemos en silencio.
Mientras miramos a los pasajeros ir de un lado a otro como vacas miran do pasar trenes, miro mi bocadillo y por alguna razón imagino que el viaje podría ser como un bocadillo, que tras prepararlo y saborearlo, luego hay que asimilarlo, como todo lo que habíamos vivido en este impresionante y sigular viaje a la mítica Patagonia.
Fin