EN ROCA VIVA (AGUJAS, SIN NOMBRE Y TRES AMIGOS - LA CABRERA)

No suelen ser tan visitadas como el Pico que las precede, el de la Miel, y es quizás por eso, que sus rocas, están más vivas que las de este último y te puedes llevar un susto al tirar de algún bloque que parece firme, como le pasó a Chamorro en la vía Triunfo del Miedo, en la Aguja de los Tres amigos este viernes pasado
Ahora mismo, ese bloque está a la espera de que caiga, por lo que desde aquí recomiendo que si se pretende atacar, se haga con sumo cuidado, ya que a su mitad existe un gendarme que pronto se convertirá en graba al caerse.
Esperemos que no pille a nadie abajo cuando ocurra.

La Zona de las Agujas, son lugar para disfrutar de un terreno de aventura, con mucho menos equipamiento que su vecino pico, pero con fisuras y diedros que nada desmerecen y que incluso se podría decir que envidian.
De hecho, en esta zona, está el famoso 7a+ de fisura, llamado Metamorfósis que fue (si no me equivoco) la primera vía, de fisura, de este grado en España, allá por lo 80.

Yo, como muchos otros en Madrid, había decidido no salir el puente y aprovechar para hacer alguna compra atrasada, estar con la familia y realizar alguna tarea casera que esperaba paciente a que le regalase algo de tiempo.

Además de esto, pues engañé/convencí a Icoba para que se viniera a un viejo proyecto que tenía pendiente desde hace casi dos años y que como una espina clavada profundamente, no conseguía sacar.
Este viernes, por fin los astros se alinearon para acometer la vía en cuestión.
Diedro de la Deportiva en la Aguja Sin Nombre.

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Después de una agoviante caravana por la A1, llegamos, por fin, a eso de las 12:00 al aparcamiento del Restaurante, donde habíamos quedado los tres. Chamorro, Icoba y el que está presionado las teclas para que se publique el post. ;)

Después de recorrer casi todas las calles de La Cabrera, por fin damos con el aparcamiento de las Agujas, gracias a una señora que paseaba a su perro por las inmediaciones.

40min de fatigosa subida, nos dejan al pie de la Aguja sin Nombre, donde sacamos todo el material que llevamos y que Icoba se cuelga de su arnés ya que se va a dar el primero de los cuatro largos que haríamos al final.

Este largo se trata de un V+ de 40m muy mantenido y que te deposita en una cómoda reunión al comienzo justo del negro diedro que es el segundo largo.

Este me tocaría a mi y esta vez no me valían excusas, ya que la temperatura era fresca y aun no le daba el sol, por lo que todo dependía de mi y la destreza con la que me enfrentara a este 6a+(para mi).

Los primeros metros se protegen bien, con varios pasos en bavaresa, hasta llegar a la fisura de la izquierda donde se realiza el primer descanso y con ello una buena elección del cacharro a poner.
Seguido a este comienzan los pasos más exigentes del largo, hasta llegar a uno, en el que me veo super apurado y que es donde me quedé la otra vez.

Estoy abierto de patas y con las dos manos empotradas a ambas fisuras. Mi último cacharro no está muy lejos, pero el coco me pide algo más de seguridad y las fuerzas me empiezan a dar el toque con algún temblor incontrolable.
No estoy respirando y ahora me doy cuenta.
Sin pensarlo más, desempotro mi mano derecha y la apoyo sin miramientos al arnés, para coger cualquier Alien que esté a ese lado.
El negro es el elegido para la gloria.
Casi lo lanzo dentro de la fisura y lo chapo.
Encajo de nuevo la mano derecha, para poder subir pies en oposición y buscar la salida, hasta que palpando, doy con el agarre clave, un saliente en la roca de la derecha.

Uff, ya está!

Chamorro me ha pedido darse ese largo de primero, por lo que monto reunión ahí mismo, suelto mis cuerdas y me cuelgo para sacarle alguna foto...

...que otra.

Seguidamente Icoba se lo da de segundo disfrutando del bonito diedro.

Ahora es Chamorro quien tira este largo que sigue y que lo dan de IV+.
Un largo recomendable de hacer por su recorrido super clasicorro, buscándote las castañas para ascender por donde la IA te indique.
Lo hace hasta casi la cima donde encuentra un par de (nuevos) cordinos con un mosquetón, dejado seguramente para rapelar de él.

Mientras estamos pensando si bajar desde ahí o desde el árbol que recomiendan y que tenemos 5m por debajo, localizamos una chapa por encima nuestro que da a la supuesta cima de la Aguja sin Nombre.

Sin demasiadas discusiones, soy el encargado de coronar el largo final.

Un expuesto paso para subirse a una repisilla haciendo un pie mano, es lo que tengo que hacer para chapar el bolt.

Después una serie de pequeñas regletillas romas en su mayoría, unos paso en adherencia y un mostrador, que te obliga a talonear para salir, es de lo que se componen estos últimos metros.

Al llegar arriba compruebo sorprendido que aun queda otro resalte hasta la cima, subiendo por una vertical placa con chapa, pero que está en una cima separada de la nuestra.

También encuentro una fabulosa reunión con dos argollas, ya en la otra cara, de la que decidimos rapelar.

Dudo ante la posibilidad de que las cuerdas lleguen al suelo, por lo que primero bajo yo, ya que soy el único que dispongo de Pato como autoseguro.

Las cuerdas (60m) no llegan al suelo y se quedan como a unos 5m del firme, por lo que hay que hacer una pequeña destrepada sin muchas complicaciones.

Casi corriendo, vamos a las mochilas y echamos gasolina al buche.
Si reposar, elegimos material y tiramos a la Aguja de los Tres Amigos, donde nos esperaba la otra vía que teníamos en mente.
El Triunfo del Miedo.

Un supuesto 6a de fisura con una variante al final de 6c.
Esta vía se encuentra justo en el lado contrario a la la vía Metamorfósis, es decir al Oeste.

El encargado de lucharla, es Chamorro.
El asegurador, Icoba y el que no para de teclear como un poseso, hasta que termine el post, el fotógrafo.

Los problemas comienzan ya desde el principio al darse cuenta de que, a pesar de llevar unos 15 Friends y un juego de fisus, iba a echar en falta más cosas, ya que la fisura es muy ancha y sólo lleva 3 cosas grandes.

Por esto, se ve obligado a ir moviendo los seguros según avanza, con el cansancio y estres que esto supone, para una vía de 30m, toda de fisura.

Muy recomendable pues, llevar el nº3 de Camalot repetido, al menos tres veces, para ir seguro. Y el nº4 debería también de colgar del arnés al comenzar la vía en cuestión.

En la vía hay tres claros reposos, que Chamorro sabe aprovechar al máximo mientras maldice por la falta de Friends grandes.

A pesar de eso, le veo moverse con sorprendente soltura, siempre por el exterior de la fisura, hasta que llega a un gendarme que agarra con confianza...quizá demasiada.

¡Troclotónnnnn!

¿Que ha sido eso? - Digo mirando para arriba.

He bajado desde mi privilegiado sitio para hacer fotos, a coger algo de abrigo y me he pedido el terrible momento, pero por lo visto el gendarme que hay a mitad de vía, ha cedido y está tambaleándose mientras Chamorro intenta superarlo sin tocarlo y advirtiendo a Icoba de que se aparte lo más posible y ya.

Por suerte el gran bloque ha decidido que hoy no es el día de separase del todo, pero una piedra se ha colado por detrás y lo empuja, invitándole al vacío.
Chamorro se mueve con delicadeza y llega al siguiente reposo.

Sólo le quedan 15m para salir de la encrucijada en la que anda metido.
Pero mi cámara ya no da más de si y la luz se despide, impidiendo que mi flash sea suficientemente potente como para llegar a hacer más fotos del final de la vía.

Después de un sorprendente paso de bavaresa roma, saca la mano derecha y luego el resto del cuerpo, hasta montarse en la gran repisa donde debería estar la reunión...debería sí, pero no hay nada.

En la guía dice que se baja andando por la cara Norte...lo mismo no hay nada.

Desde mi buena posición, le aconsejo que lo más razonable es subir esos 8m que quedan hasta la encina que se ve más arriba y lacear una cinta a su tronco para rapelar.
Me hace caso y comprueba que tiene varios cordinos y un maillón que los abraza.

¡Menos mal!

Las últimas luces del día nos sirven para localizar el desperdigado material, mientras Chamorro desequipa con cuidado para no menear demasiado el inestable gendarme.

Cuando comenzamos a recoger las cuerdas, ya la noche se ha apoderado de nuestro alrededor y nos obliga a adivinar el tortuoso camino de regreso al coche, entre bloques "vivos" que cambian de posición con nuestro peso, paso y piso.

Otros 40min después ya estamos de nuevo en la salida a la par que meta, el Restaurante.
Ya allí, brindamos contentos con una fresca y tonificante Clásica, por muchas aventuras con final feliz como esta.