DET FINNES IKKE DÅRLIG VÆR, BARE DÅRLIGE KLÆR. LYNGSALPAN, PENINSULA DE SENJA, ISLAS LOFOTEN, NORUEGA (1)
Noruega…la primera vez que Oriana me propuso este país como lugar de viaje de nuestras vacaciones, me di cuenta que conocía muy poco sobre él.
Solo lo clásico de las afamadas auroras boreales, también llamadas Northern ligths.
Cómo no, tiré de GoogleMaps para comenzar a hacer planes y lo primero que me di cuenta es de lo grande que es comparado con España.
Estaba claro que en los 15 días que teníamos libres los dos, no daba para ver nada más que una pequeña parte.
Por ello nos decantamos por el viaje en furgo, pero la mía ya supera los 16 años y darle un tute de este tipo reduciría demasiado su vida útil, por lo que decidimos alquilar una allí.
Otra de las cosas que también sabía de los países del Norte es que son muy caros en comparación con España, y con ello tendríamos que contar para el alquiler.
Tras una búsqueda no excesivamente profunda nos decantamos una pequeña compañía con una flota de pocos vehículos, llamada Arctic Campers.
Una Volkswagen Caddy Maxi, con cama, cocina de gas, utensilios de cocina, elementos para fregar, nevera eléctrica, calefacción independiente de gasoil y un 1Gb de Wifi, sería nuestra casa y medio de transporte durante los primeros 7 días de nuestro viaje por Noruega.
Día 11
Por fin comenzaba el viaje.
Pero antes teníamos que solucionar un problema. Oriana se había dejado el cargador del portátil en su oficina y era inviable ir a por él y luego al aeropuerto, por lo que la única opción era comprar uno, si queríamos llevar a cabo uno de los planes del viaje.
A eso de las 17:00 se iba el sol y poco se podía hacer fuera de la furgo en tierras polares, por lo que nos veríamos la serie de Juego de Tronos que ninguno habíamos visto aun. Sí, las 6 temporadas.
De camino, pasamos por varios sitios donde no lo tenían, hasta que nos liamos la manta a la cabeza y apostamos por el aeropuerto, en la T2, desde dónde salía el avión.
La suerte estaba de nuestro lado.
Lo encontramos en la franquicia de Crystal Media Shop.
Ya algo más tranquilos embarcamos hacia Noruega.
El vuelo hace escala en Oslo, donde tenemos 4h de espera hasta coger el siguiente hacia nuestro destino, Tromso.
Así que hacemos tiempo.
Comiendo.
Cambiando dinero.
Dando un paseo por el aeropuerto y alucinando con los precios.
Y cuando ya habíamos hecho todo, pues tocaba hacer el mono.
A eso de las 23:00 llegamos por fin a Tromso, donde cogemos un taxi y recibimos el primer “palito” con el precio hasta el hotel.
Menos mal que está cerca.
Nos alojamos por esta noche en el hotel Scandic.
Que es el más cercano al aeropuerto.
Y también al lugar donde tenemos que recoger la furgoneta.
Día 12
Tras copioso desayuno incluido en el precio del hotel, nos vamos caminando hacia el lugar donde está la oficina de Arctic Campers.
De camino nos encontramos con esto.
Sí ya sé que son suecos, pero no deja de impactarme lo pequeño que es.
Nos habían advertido que Octubre era un mes gris, por eso nos sorprendió que desde el primer día viéramos el sol…bueno, lo intuyésemos.
Llegamos 15 minutos tarde, sobre todo porque esperábamos que se viera un cartel o algo pero se trata de una casa (la de uno de los socios de la compañía) sin señales externas que indiquen que es ahí. Todo muy local y montañero.
Tras explicarnos Henning, uno de los dueños, el funcionamiento de todo, salimos de nuevo hacia el hotel para recoger el equipaje y comenzar nuestro road trip.
Lo primero de todo es ir a hacer la compra.
No, de esto no compramos pero me hizo gracia ver las rosquillas que más le gustan Hommer Simpson en Noruega.
Al llegar a la caja, hacemos cálculos y descubrimos que en una compra, no muy cuantiosa en cantidades, la cosa supera los 120€ al cambio.
Tras esto conducimos hasta las cercanías de las Lyngsalpan, que dicen son los Alpes de Noruega.
Seguimos los consejos de la web la empresa de alquiler de furgos y aparcamos en uno de los sitios que recomiendan de camino a nuestro primer hiking.
Disponemos de una carpa que se acopla al portón de atrás de manera muy sencilla y práctica. Cosa que te da la vida.
Me tengo que hacer con una de estas para mi furgo.
Aquí el tiempo está plomizo. Con el clásico nubarrón muy bajo y con alguna precipitación, escasa.
Un poco de viento y temperaturas cercanas al cero. Hace una primera noche algo desagradable.
Hay que acostumbrarse.
La calefacción de la furgo funciona increíblemente bien y eso hace que a pesar del frio externo, nos animemos a ver un par de capítulos de Juego de Tronos!
Día 13
Al día siguiente, amanece pronto para nosotros y así aprovechar el día.
Tras el ritual del montaje de la carpa, desayunar y lavarse los dientes, toca ir al baño con una temperatura que te cierra los poros de la piel y el esfínter.
Recogemos y nos subimos aun más al norte, concretamente al comienzo de un hiking que te lleva de manera sencilla, por la húmeda tundra, hasta un espectacular lago azul gobernado por un enorme glaciar colgante.
Para adentrarse en estos entornos es un recorrido perfecto, con apenas desnivel y fácil de seguir sobre todo en un día en el que en cualquier momento podía cerrarse la niebla y no ver un pijo, o caerte la del pulpo.
Curioso es encontrarse una especie de buzón donde hay un libro en el que la gente apunta sus nombres para advertir de que han pasado por ahí.
Desconozco el uso de esta información pero supongo que es para contabilizar la cantidad de gente que hace este recorrido.
En el recorrido salvo a una pareja con una camioneta, que anda poniendo tablones de madera, en el suelo, para hacer el camino más asequible dada la humedad del terreno, no nos encontramos absolutamente a nadie.
Resulta curioso el marcaje de los hitos con una pintura plástica en pequeñas piedras puestas estratégicamente.
El paisaje que nos dejan ver las bajas nubes estremece.
También la ausencia de animales, insectos y pájaros.
Tan solo se ven algún cuervo y una mariposilla blanca pequeñita que parece una polilla.
Poco antes de llegar al lago azul se pone a llover, justo en la muralla donde hay un montón piedras…entendemos que son morrenas.
Lo del color del lago es real.
Así se ve.
Como en las fotos.
Impacta mucho sobre todo por los ocres y grises que lo rodean.
No nos entretenemos mucho y regresamos por el mismo camino al coche.
Queremos aprovechar el día y como hemos terminado pronto nos atrevemos a comenzar otro de los hiking recomendados, al menos hasta que la luz nos deje.
Este te lleva hasta la base de un glaciar pero ya sabemos que por la hora que es no llegaremos hasta el final sin que la noche nos coja, por lo que nos conformamos con llegar a un refugio que hay, que está cerrado, pero desde el que se llega a ver el enorme glaciar colgante. Sí, también colgante.
Yendo de camino, de repente en medio de la carretera nos encontramos con algo que parece un caballo pero...diferente. Es un reno!
Este corre entre las casas hacia el bosque salvador.
Pero Ori se baja rauda del coche y consigue hacerle una foto aprovechado el teleobjetivo de la cámara.
Para hacer el hiking hay que llegar al pueblo de Elvenes, donde dejándolo a la derecha te metes a la izquierda para buscar un parking de tierra.
La luz es ya poca cuando salimos por lo que a pesar de los 200m de desnivel, en apenas 2km, los hacemos rápidos.
Cuando llegamos al refugio aun queda luz suficiente para hacer una foto al glaciar.
Y dejar en el buzón con el libro que tienen los nombres y procedencia.
Luego, también raudos, deshacemos el camino.
Ya en el coche de nuevo volvemos a la carretera para ir en busca del lugar para dormir, también recomendado por los chicos del Arctics Campers.
En este caso, en la zona elegida hay varias autocaravanas, enormes, que ocupan casi todos los sitios.
Menos mal que es temporada baja, si no…
Aun así, para nuestro pequeño vehículo, comparado con el de ellos, hay sitio de sobra.
Aquí hay baños y además varias casetas cubiertas, con mesas y bancos, perfectas para calentarse la comida y cenar.
Mientras Ori va sacando cosas, decido ir al baño antes y es entonces cuando alucino con lo que me encuentro.
Al abrir la puerta, de lleno en la cara, recibo dos cosas, una es el olor clásico de los baños públicos y el otro es…calor? Calor!
Como un niño chico, corro a donde está Ori para contárselo.
¡Resulta que tiene calefacción! Y no solo eso, hay agua caliente en el grifo!
Si no fuera por el olor, sería hasta perfecto para cenar calientes.
No lo hacemos y nos vamos a una de las casetas.
Esta noche al menos fregaríamos con agua caliente y podríamos lavarnos también.
Día 14
De nuevo amanece pronto.
Tras el desayuno y la visita al baño de lujo, nos ponemos en marcha.
Este día tocaba viaje algo largo hasta la península de Senja, donde teníamos intención, entre otras cosas de ascender un pico clásico de la zona llamado Sengla.
Lo primero es lo primero y toca echar gasoil a la Caddy.
Al cambio más o menos como en España.
Tras eso y llegar, decidimos antes que nada localizar la subida al pico ya que dormiríamos en otro sitio.
De camino no podemos evitar pararnos cada dos por tres a hacer fotos.
El paisaje es brutal.
Nada comparado a lo que hemos visto ninguno de los dos. Y hemos estado en muchos sitios de este mundo.
Tras localizarlo, decidimos comer en el pueblo que tiene abajo. Fjordgård.
Después nos vamos a buscar la playa donde dormiremos y donde parece haber servicios.
Según estamos llegando Ori enciende la wifi para ver los mensajes y recibe una triste noticia. Yang, la gata de su madre acaba de fallecer :/
Se fue sin hacer ruido, con sus 16 años de vida. De una buena vida.
Ori decide dejar un recuerdo grabado en la arena a modo de despedida.
No puedo evitar, a pesar de ir en zapatillas, subirme a las piedras que me encuentro.
Ori prefiere disfrutar del espectáculo.
Entre el viaje, localizar los sitios y hacer tantas paradas haciendo fotos se nos ha escapado el día.
Toca montar chiringuito, cenar y ver Juego de Tronos.
Día 15
Este día por fin amanece despejado, después de una noche con algo de lluvia que no ha achantado a un par de parejas que han dormido en tiendas cerca de nosotros.
Tras el desayuno decidimos ir al baño y descubrimos que está cerrado.
Toca de nuevo irse al campo, pero al despejar, y ser muy temprano aun, cae una helada espectacular que deja toda la humedad de la noche helada.
Una cosa curiosa que descubrimos es que la temperatura es muy estable. No hay picos grandes entre el día y la noche. Como mucho varía 3 grados. Es decir que si la previsión es entre 0ºC y 3ºC, está así todo el día y la noche.
Entendemos que es porque el sol sube muy poco y apenas calienta la tierra.
Recogemos y nos vamos a la actividad del día que promete ser muy chula.
El paisaje es espectacular.
La subida exigente y muy pina en su segunda parte.
Medio trepada medio caminar.
Nos sorprende encontrar a tanta gente en la cima ya que hasta ahora habíamos estado casi solos.
Resulta que una de las personas de la cima es una española que esta de Erasmus con la que entablamos una conversación sacando de algunas dudas que teníamos. También nos avisa de que cuando el cielo está despejado caen unas heladas que no se van en todo el día.
Sobre el pico Segla… no entiendo como no hay vía de escalada aquí, pues hay unos paredones en las otras caras brutales.
Como nota curiosa añadir que como sale desde el mar son unos 600m de desnivel en muy pocos km, lo cual lo hace una actividad muy aeróbica.
Tal y como nos habíamos organizado el viaje, este día además de la subida al Sengla tocaba viaje hasta las Islas Lofoten. Concretamente hasta la casa de un amigo de Ori, donde podríamos ducharnos.
En Noruega, al menos en las carreteras que hemos recorrido, la velocidad media es de 70km/h, por lo que teníamos por delante al menos 8h de coche.
Con paciencia y calma ponemos el GPS y dejamos que nos guie por los fiordos que hacen que pases por tantas curvas que pierdas en norte.
Cuando la noche se nos echa encima baja la temperatura a la mínima prevista de -3ºC y eso hace que las carretas se transformen en pistas de hielo.
Llevo unas 3 horas conduciendo y le pido a Ori que lo coja ella un rato. Necesito cerrar los ojos para descansarlos.
Tras una hora más o menos entramos en un pequeño puerto en el que advierten llevar ruedas de invierno. No llevamos las extremas de pinchos de acero, pero sí unas buenas ruedas de invierno.
Ha pasado solo una curva cuando medio somnoliento la oigo gritar que se le está yendo el coche!!!
¡Vlady, Vady que se me va, que patina!
Me despierto de golpe y le agarro el volante sin saber muy bien qué hacer…
CONTINUARÁ…
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