LA IMPORTANCIA DE LA RESPIRACIÓN

Todos hemos oído en alguna ocasión (deportista o no) la importancia de respirar adecuadamente cuando se realiza cualquier tipo de esfuerzo, pero son pocos los que saben que el 90% de la energía que se requiere para realizar dicho esfuerzo, proviene del oxigeno que inspiramos, y tan solo un 10% lo cogemos del alimento ingerido.

Una cosa tan mecánica y que hacemos sin pensar, si lo hacemos mal durante una escalada, puede ser la diferencia entre encadenar y no encadenar.

Pero ¿Cómo hacerlo?
Imaginemos un situación que todo el que haya escalado ha sufrido.
Estás frente a una vía de grado X, de continuidad, donde te enfrentas a un vuelo considerable si no aguantas del tirón hasta la reu.
Abajo, antes de pegarte a la pared, respiras profundamente un par de veces para oxigena tus músculos, mientras abres la bolsa de magnesio y te empapas bien las manos.
Miras hacia arriba y luego a los sitios donde pondrás los pies y las manos visualizando la secuencia en tu cabeza.
Justo en el momento en el que tus pies despegan del suelo, todo desaparece y la respiración pasa a un segundo plano.
Cada movimiento duro que realizas lo haces, inconscientemente, aguantando la respiración, tensando la parte del cuerpo necesaria, mientras navegas con tu centro de gravedad de lado a lado en cada presa.
Llevas ya 15m de recorrido y te encuentras con un reposo que aprovechas para bajar la importante hinchazón de los antebrazos, sacudiéndolos efusivamente. Pero se te olvida algo importante, respirar profundamente, para oxigenar de nuevo tus músculos. Este olvido lo pagarás caro más arriba.
Pasados 10 metros, en un momento concreto, te das cuenta que la secuencia elegida te ha bloqueado el siguiente movimiento y sabes que si no rectificas bajando un poco, caerás.
Te pones nervioso al ver el último seguro chapado bajo tus pies. Miras tus dedos y notas que se abren. Es el momento de tomar una decisión rápida o volarás inexorablemente.
Tu respiración (ahora si) se acelera, buscando (de manera instintiva) más oxigeno para tus apurados antebrazos. Pero es demasiado tarde, el cuerpo no es capaz de hacer llegar ese preciado oxigeno tan rápido como lo necesitas y tus dedos se desprenden de la presa, mientras notas la ingravidez por unos segundos, antes de recibir el tirón del grillo frenando la caída y tus pies acercándose a la pared a toda velocidad.

¡¡¡Pillaaaaaaaa!!!

Esta misma escena, cientos de veces repetida en cada escuela cada finde por muchos escaladores/as, se hubiera solucionado, si en ese reposo se hubiera aprovechado para respirar profundamente un par de veces o más.

¿No te lo crees? haz la prueba y luego me cuentas…

Imagen sacada de esta web.