LA FUERZA DE LOS ELEMENTOS (ALFACAR Y TAJOS DE LA VIRGEN, GRANADA)

Antes del parón obligado que me toca, quería hacer una escalada en una pared nueva y entre ellas había una a la que tenía ganas desde que la ví en directo hace unos 3 años, en la visita que hice a Granada a Andrés.

El Tajo de la Virgen.

Tras hacer una búsqueda sobre la zona existían dos vías para escalar esa pared: Espeluznante y Sáez-Linares.
La primera más deportiva que la otra, la primera más corta (150m) que la otra (250m), la primera más difícil en grado (en algunos croquis he visto 6a+/6b) que la otra (V+).

Pero antes para tomar contacto con la roca y de paso conocer una escuela que también quedó pendiente de visitar, nos dirigimos en primer lugar a Alfacar.

Domingo 12
Tras salir a eso de las 21:30 el sábado 11, llegamos a horas intempestivas (05:30 de la madrugada) al pueblo de Alfacar, donde tras varias cuestas, nos desplomamos en la furgo, en un claro de tierra en medio del pueblo. Allí amanecemos con vistas a Sierra (aun) Nevada.

Tras un copioso desayuno, no tardamos en descubrir por donde se llega a la zona de escalada, que está a las afueras del pueblo, dirección Niva.

El calor se hace notar y la sombra del sector Carretera, nos atrapa.
La guía de la que disponemos es la de Munilla, de Andalucía (menos Almería), costándonos definir donde estamos, así que al final dejamos la guía y nos decidimos a hacer todas de izquierda a derecha.

Se tratan de IV+, siendo la más destacable una que tiene un recorrido más clásico.
Esta creo que se trata de la que luego sube hasta arriba de la pared, en varios largos, pero no sabemos como se baja de arriba, así que nos decantamos por seguir haciendo de un largo.
Estamos en estas, cuando aparecen un grupo de gente con el clásico chaval que lleva a sus amigos a escalar, con niño incluido que por su puesto está a pie de vía y sin casco.

Mientras Marga y yo estábamos escalando hemos tirado, con el roce las cuerdas, algunas piedras y así se lo hago saber al grupo que escala sin casco y con el chaval junto a su (supongo) padre que es la primera vez que asegura y está intentando dar cuerda al amigo que le ha explicado por enima como pasar la cuerda por el grigri, mientras advierte a la (supongo) madre, que saque al niño de allí. la madre ni se inmuta :/

Se masca la tragedia…

Marga a acaba de bajar de hace la última vía y le cuento la situación. Mientras estoy advirtiendo de nuevo al ir a tirar de la cuerda que aparten al menos al niño de allí, el chaval que está en la vía sufriendo en cada paso, tira una piedra del tamaño de una naranja grande junto con otras más pequeñas.

La más grande cae a apenas 1m del niño que no debe pasar de los 3años de edad. :(

En ese momento la madre ya se mueve y le saca de ahí.

No puedo evitar recordar la historia que tengo publicada en la Campaña de Salva tu Mollera y le digo a Marga que nos cambiemos de sector cuanto antes.

Decidimos irnos a uno que hay más arriba, a la derecha, llamado Sector Cantera y que tiene ya vías algo más duras, incluido un 6b+.

El sol ya le está alcanzando pero como he prometido a Marga ir a la playa este día, pues decidimos hacernos un par de vías más y salir de allí.

Allí hay escalando dos chicas y un chico con los que enseguida entablamos conversación y nos sentimos cómodos con ellos.

Nos recomiendan no hacer las vías que están a la sombra ya que están muy sucias debido a la falta de uso, cantándonos los grados de las demás.

Marga animada y motivada, decide hacer el 6a+ de primera.

Sorprendido veo como poco a poco va subiendo y al final se la encadena A Vista.

Luego le doy y veo que quizás no llegue al 6a+, pero un 6a sí que lo es!

¡Enhorabuena pequeña!

Para acabar le doy al que dan de 6b+, la encadeno y en mi opinión es algo más difícil que la otra pero poco. Quizá 6a+.

Marga también la prueba de primera y en el paso clave (dos pasos seguidos de adherencia con malas manos) se cuelga…pero luego lo saca al segundo pegue.

¡Vamos bicha!

Con este grupo, llegamos a entablar tan buen rollo que Inma, una de las chicas, llega a hacerle un masaje en el pie a Marga, al verle que se le ha hinchado tras el apriete de las vías.

Tras despedirnos de los tres recordandoles el nombre del blog, nos vamos a la playa de Motril.

Luego, visita obligada a Salobreña y sus cuestas hasta el castillo, con deliciosas vistas al atardecer.

Con un búlder en el mismo centro…

Y finalmente viajando a nuestro “hotel” en El Tajo de la Virgen.



Lunes 13
La noche anterior habíamos aprovechado las últimas luces para ver por donde iba el acceso a la pared y al río que había que cruzar, por lo que la día siguiente vamos a tiro hecho.

La idea es aparcar en el km 184 donde hay una caseta de electricidad con un cartel de peligro de desprendimientos.
Una vez allí cruzar la carretera (con muuucho cuidado) y saltar la valla.

Una vez en el muro de abajo, mirar a la derecha junto a un gran eucalipto (creo), buscar unos trocos que hay apoyados en el muro para poder bajar (y subir).

Ya en la grava del río, oigo desde lejos que la cosa no pinta bien y así lo descubrimos poco después.

Nos acercamos directamente al cauce y descubrimos que está muy crecido y que la corriente es fortísima.

Chungo…

Decidimos remontar el río en busca de un paso elevado o un sitio donde el río se expanda y su profundidad sea menor.

Tras un rato descubrimos lo que podría ser la mejor opción.

Se trata de una especie de muro de hormigón de unos 2m de ancho que cruza el cauce de lado a lado.

Está claro que es por aquí…

Decidido a cruzarlo tras buscar una gruesa rama en la que apoyarme para resistir la corriente del río que pasa a toda velocidad por el muro, me empiezo a preparar quitándome los pantalones, poniéndome el arnés para atarme una de las cuerdas y colgándome todo el material en el pecho.

¡Qué canillas!  

¿Pensabas que no lo iba a poner? :D

Pero Marga me advierte de un detalle importante.

Vale, llegas a cruzarlo, pero luego tienes que subir el muro casi vertical de enfrente descalzo…

Y lo peor de todo no es eso, sino que tras escalar habría que ir por el mismo sitio.

Tras dudar y plantear diferentes opciones incluso la de cruzar el rí a nada, decidimos buscar cómo llegar al otro lado del río por algún puente.
Primero lo intentamos hacia Granada, pero está tan lejos el siguiente puente que decidimos volver hacia Motril.
Allí nos metemos por unos caminos y luego una carretera que parece subir por una ladera hasta que vemos que esta nos está alejando de la zona.

Bajamos y decidimos intentarlo por el primer pueblo que hay dirección Motril.
Allí una señora nos indica que sí se puede llegar al otro lado, pero no sabe si las paredes que pretendemos.
La idea es cruzar el pueblo y una vez fuera ir hacia la izquierda por una pista de tierra que se acaba. Ahí dejamos el coche y nos metemos por una camino que te lleva a unos cortados hechos por el río y que parece desembocan en la cima.

Tras recorrer un gran tramo llegamos aun punto donde no hay paso.

Nos damos la vuelta y nos dirigimos a la furgo.
Estamos en estas cuando vemos que sale, de donde debería seguir la carretera, un tipo con una bici.
Nos miramos y sin decir palabra, nos adentramos entre los cañaverales.
Poco después el camino se cierra y te obliga a subirte al muro que sujeta el río.

Creemos haber encontrado el posible acceso alternativo, pero tanta búsqueda ha hecho que se haga demasiado tarde para empezar a escalar.

Lo vamos a tener que dejar…

Desilusionados volvemos al coche y pensamos qué hacer.

Finalmente para no perder el día entero, nos vamos al sector que ya conozco de la anterior visita y nos hacemos las tres vías que hay a la sombra del eucalipto, con un grado de izquierda a derecha de 6a+, 6a+,V+ y Vº.

Luego, de nuevo a la playa, pero esta vez a la de Salobreña.

Allí el día antes había visto una especie de mini peñón desde lo alto del castillo y que quizás albergase alguna posibilidad de Psicobloc.

No me equivocaba.

No llevaba gafas de buceo por lo que no pude hacer más que lo que era evidente no había rocas en la posible caída.
Ya hay dos razones para volver este verano ;)

Después de la playa y el escueto Psicobloc, comida, como los guiris a las 19:00 de la tarde en un restaurante de la playa, comiendo una deliciosa ensalada con salsa de miel y un cazón que luego nos dio algo de guerra.

Luego, comenzaríamos a adelantar camino para que el martes no fuera tanta paliza de viajes, durmiendo de camino.

Granada, volveremos :)