22 de julio de 2005

OHÚ, ENTRE MÁLAGA Y SEVILLA (2)

El viaje comenzó raro ya que el avión, por razones que desconozco, salió en dirección norte, para luego virar al Sur, por lo que tardamos más de lo normal.
Lo bueno es que puede disfrutar de una impresionante vista de La Pedriza.


En mi rápida y agitada estancia de esta semana del 18 al 21 en Málaga y Sevilla, con viaje para un lado y otro, con el poco tiempo que tenía lo he aprovechado para conocer el roco de Sevilla que está en el Pabellón San Pablo y la visita medio nocturna de lo que se conoce como el Torcalillo en el barrio de el Limonar de Málaga.

Rocodromo público de San Pablo
Llegué con tiempo de sobra para darle caña ya que las calses terminarón antes ya que los alumnos tenían que salir de viaje y alas 19:15 ya estabamos saliendo, perfecto para mis intenciones.
Llegué sin problemas y encontré rápidamente el roco, pero cuando voy a pasar la valla que lo cierra me encuenrto con el candado echado.



Me informan unos chavales que los de "mantenimiento" son los que tienen el poder de abrirte la puerta.
Después de una búsqueda de una media hora ya que con la caló que hacía parece que estaban refugiados en algún sitio (el bar), me dicen que una sola persona no puede acceder según las normas.
Es evidente que la razón es para que la gente no haga solos en las vías, pero les informo que mi intención es solo blocar, nada más, aun así su negativa es contundente. Resultado, mi gozo en un pozo y me quedo sin trepar.
Por lo que me hago una visita turistica por la zona de la Expo, disfrutando de un bonito atardecer con curiosas nubes perfilando las últimas luces.

El Torcalillo (Limonar)
A eso de las 20:45, el taxi me deja al lado del camino, en el aparcamiento, después de darnos cuenta de que la calle de Ramos Carrión por donde se sube, es de dirección un unica (de bajada) apartir de un tramo donde hay un cartel que indica a Santa Paula a la derecha.
Como consejo decir que tan solo es una corto tramo (de unos 50m) los que son dirección contraria, por lo que con un poco de cuidado se pasa bien ya que no es una calle con mucho tráfico que digamos.

Para acceder a la zona, hay que subir por el camino del fondo.

A los 30m se sube por unos escalones de arenisca roca, en la primera curva a la derecha.

Luego se sigue el marcado camino.

Hasta llegar a la una puerta que queda a la derecha, con un cartel de prohibido el paso. La parte de abajo es móvil. Tan solo hay que moverla hacia dentro, con un poco de cuidado y cerrala al pasar.

Allí, hay tres chavales dándole al búlder un pive un poco más mayor que se va a los pocos minutos.


Estos chavales me indican los grados de las vías e incluso los pasos chungos de cada una.

La zona es un mogote de unos 15 metros de altura máxima, con búlder por toda su base, con seis vías equipadas con todas sus chapas, otras dos con la primera chapa quitada ¿? y una sin ninguna chapa, pero creo que con reunión.

La roca es curiosamente conglomerado, siempre desplomado y de agarres generosos. Es el típico sitio donde vas para pasar la tarde entrenado como si fuera un pequeño rocódromo de roca.

Le di poco, ya que entre la animada charla que mantuvimos los chavales y yo, que la noche llegó rápidamente y que la caló era algo así como brutal. Pero vamos, que me quité el gusanillo y llegué cansadillo al hotel.

Ya puedo decir que escalé en Málaga.

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