HISTORIA DE UNA APERTURA ANUNCIADA [02] (ARROYO DE LOS HUERTOS Y COLLADO DE LA ROMERA)
En la entrada anterior:
La emoción de subir por un sitio desconocido, si habrá algún paso infranqueable, si la suciedad podrá con nuestras esperanzas, si algún bloque nos pegará algo más que un susto durante la escalada, si conseguiremos salir por arriba...
Decididos sacamos todo el material y colocamos las cuerdas en el pie de vía, no vaya a ser que nos quiten la línea! jejeje
Con más peso del que pueden soportar mis caderas colgado del arnés, decido dejar a la niña en la mochila ya que no sabía lo que me iba a encontrar ni tener que pasar y mejor que los niños no vean estas cosas.
Lo siento pequeña, pero te tendrás que esperar a píe de vía.
Mientras, Antonio, se vuelve a las mochilas para abrigarse más.
En el interior de la brecha, corre un ligero viento que unido a la humedad puede dejarle helado mientras me asegura.
La incertidumbre que me produce subir por un sitio nuevo y además sin saber si te estas metiendo en la boca del lobo, hace que la adrenalina corra por mis venas haciendo que me sienta fuerte y tremendamente concentrado, alerta ante cualquier detalle y ruido.
El primer tramo es una placa clavada en el suelo, tapizada de musgo que deja a su lado izquierdo algunos apoyos para poder encaramarme a ella.
Para subirse a esta placa por arriba hay un pasito que gobierna suciedad en su cima y quiero poner algo para al menos quitarme el miedo a una caída.
Sólo encuentro a la izquierda, una laja interna, muy fina y que sé no aguatará una caída partiendo por la expansión del friend del nº1 que coloco.
Suficiente para darme la confianza necesaria.
Con delicadeza subo encajando la mano izquierda donde se apoya esta placa musgosa.
Ya encima, le sigue un caos de bloques que puedo proteger con un Alien amarillo, aunque tampoco me fío un pelo de su situación.
Los patinosos bloques que me encuentro por fin me dejan poner un seguro al lado derecho y con él la seguridad del laceo de un puente de roca.
Ahora ya no caigo al suelo.
Sigo subiendo hasta que llego a un "claro", donde hay tierra en el suelo. Aquí meto uno de los grandes excéntricos que Antonio me ha pasado.
Y también me encuentro con una de esas cosas que no quería hubiese.
De nuevo una placa musgosa en el lado derecho que está impracticable, pero que tiene un filo izquierdo descubierto, fácil de subir. Lo malo es que esta placa tiene, a su izquierda, tres grandes bloques colocados en línea horizontal, en forma de laja, encajados sólo por arriba y al aire por abajo.
Tan sólo una pequeña piedra, del tamaño de un balón, entre estos bloques y la laja musgosa consigue tan curioso a la par que espeluznante equilibrio.
- ¡Antonio! – Digo intentando no parecer aterrado
- ¡Dime! – Contesta asomando la cabeza para verme.
- ¡Tengo unos grandes bloques encima que no sé si tirare a mi paso, es mejor que te eches para atrás unos metros no vaya a ser que te caigan encima!
Tras la maniobra de Antonio, agarro la laja en bavaresa con ambas manos poniendo las plantas de los pies sobre el fondo de la grieta y comienzo a realizar los pasos como si escalara sobre delicado y fracturable cristal, muy atento a cualquier pequeño movimiento de las piedras o la laja que no quito la vista.
Aguanto la respiración para escuchar mejor si hay algún crujido.
Tras unos pocos pasos, por fin llego al final de la laja, pero ahora tengo que salir de ella y ponerme encima de los bloques.
Aterrado descubro que la parte alta está tapizada de musgo y tierra y no hay manera de agarrase a nada.
Escarbo un poco sobre el mato, pero hay demasiado.
La única opción es pisar la cuña de piedra que sujeta los tres grandes bloques.
A la mente me viene una lectura de Walter Bonatti, donde contaba como expulsaba el aire para pasar por los delicados y finos puentes de nieve y así pesar unos gramos menos y no derrumbarlos con su peso.
No sé si serviría de algo, pero lo hago a la vez que piso con delicadeza lo que sobresale de la cuña, mientras me impulso dinámicamente hacía arriba, esperando que se salga después de que pase.
No pasa nada y la cuña aguanta sin inmutarse. Parece que está más fija de lo que me imaginaba.
Respiro y me pongo contento por salir del primer atolladero del largo sin mayores consecuencias.
Pero la fiesta aun seguía, aunque por suerte tenía otro reposo de tierra casi horizontal.
Aquí la grieta se separa dejando una gran laja que va de pared a pared, siendo el lado más alto el izquierdo por donde se ha hecho una curiosa chimenea con el lateral de la grieta.
Si estuviese limpio, la mejor opción sin duda sería por encima de la gran laja, pero lo que tiene por encima, es un manto de tierra que corona un musgo forjado durante años y que es inviable escalar.
La única opción es por la chimenea, que casualmente es donde cae el agua cuando llueve, por lo que se ha convertido en una pared de mármol con nula adherencia.
Coloco un seguro en el comienzo de la chimenea, al fondo y me meto decido a escalarlo, en pasos de x, pero no consigo subir ni un metro.
Analizo el recorrido minuciosamente durante un rato.
Sé que no me puedo caer porque no puedo poner ningún seguro por encima mía.
Tras un tiempo, descubro que la mejor manera es poniendo la espalda en el lado izquierdo y los pies en la otra pared hasta llegar a un pequeño resalte del que hay que fiarse, donde apoyas el talón del pie derecho y luego agarras el filo de la gran laja para arrastrarte al final de la chimenea, donde por fin respiras.
Lo hago.
Uff…
De nuevo otra "placita" que precede el último tramo complicado del largo.
Esta vez son tres piedras. Una grande abajo y dos arriba.
La de abajo con el clásico tapizado de musgo que deja ver una fisura oblicua que se deja meter mano y proteger con un 0.5. Luego el hueco de las dos piedras de arriba deja poner un 0.75.
Tras ponerlo, me lanzo al paso desplomado sin más dilación, con tan mala suerte que el nudo de una de las cuerdas se queda enganchado en el mosquetón de la cinta, impidiéndome subir.
¡Mierda!
Intento volver a pasarlo en la otra dirección con la mano izquierda mientras cuelgo de la derecha y así deshacerme de la incomoda situación que me tiene en una posición precaria, pero es imposible con una sola mano.
Al final decido deschapar el friend y dejar caer la cinta por la cuerda quedandome sin seguro hasta el suelo.
Me doy cuenta de que si el agarre al que voy no está limpio o no es como imagino, caeré a la placita sin remedio, así que en medio de esas indecisiones cojo otra cinta del portamaterila, de mi arnés y en equilibrio consigo chapar, entre mis piernas, friend y cuerda a la vez que casi me lanzo al desconocido agarre.
¡Es bueno!
Ya encima de la piedra de abajo, mientras me recupero del esfuerzo, descubro que ahora tengo que salir por encima de estas dos piedras.
Tras analizarlo veo que más difícil de lo que parece y encima con el friend a los pies.
- ¡Antonio, llevas sacafisureros?
Coloco, con el fisurero del nº9, el mejor seguro del largo y me subo encima de las dos piedras decidido.
Ahora sólo estaba a 4m de la salida del largo pero una gran piedra muy arenosa me impide el paso a la luz.
Pruebo a subir por el lado izquierdo, pero no lo veo claro y la suciedad de los agarres tampoco ayuda.
Tras unos pocos intentos, me decanto por ir por encima de la piedra arenosa, pisando musgosos pies.
Cuando estoy agarrándola, por debajo, mientras se me desmenuza en las manos, tengo la terrible sensación de que se mueve hacia mí.
Pataleo con ella en el pecho, buscando a tientas un pie que me impulse a salir arriba. Lo encuentro raudo en el lado derecho y por fin salgo hacia la luz.
Me siento pletórico, y sonrío como si me hubieran inyectado algún tipo de droga.
Miro a mi alrededor y descubro una curiosa roca en el suelo que parece hecha adrede para lacear.
¡Reunión!
Mientras aseguro a Antonio, le oigo ya que no le veo y me escucho a mi mismo sufriendo/disfrutando en cada tramo de la vía.
Es curioso comprobar que se sienten las mismas cosas cuando se pasa por los pasos de las vías.
En la posición en la que estoy, veo la continuación de la pared de la izquierda y me empiezo a imaginar cómo podemos avanzar para hacer otro largo, cruzando la grieta que separa ambas paredes.
Cuando llega Antonio le animo a que se de ese largo que queda y le cuento como lo veo yo para dárselo, ya que es complicado de proteger.
Decidido, se lo da sin problemas y luego continua por fácil fisura hasta que encuentra un lugar donde montar reu.
Allí nos desencordamos y decidimos ir caminado hasta el otro extremo de la pared, donde comprobamos que hay posibilidad de bajar rapelando, laceando una laja, pero no nos convence ya que no sabemos como será bajar por la canal de la izquierda y la de la derecha ya la conocemos.
Nuestra primera idea es rapelar desde el árbol de la derecha de la pared, pero lo descartamos al comprobar que se puede destrepar fácilmente, hasta un par de árboles que están casi al borde donde ya se pone vertical.
Antonio va con los gatos y yo en zapatillas y descubro que no es tan sencillo como parece y que si caes te vas para abajo dando botes.
Tras un delicado destrepe por mi parte y que no llevo las FiveTen, llegamos al árbol, empalmamos las dos cuerdas por las dudas de la distancia hasta el suelo y bajamos sin mayores problemas.
Tras comer y beber nos adentramos de nuevo por la pendiente yendo con tendencia a la izquierda, siguiendo los hitos de los leñadores.
Sorprendentemente, salimos justo por el lugar donde habíamos decidido subir y donde dejamos un par de hitos.
Ya en la pista, nos damos cuenta de que no sabemos donde hemos estado y que para poder verlo no quedaba otra que subir de nuevo, esta vez por las Zetas, hasta donde se viera la parte de arriba del Collado de la Romera, lo cual implicaba unos 20min más de camino sobre lo que ya llevábamos encima.
Animado por saber donde habíamos abierto la vía, comenzamos a subir por la pista, hasta que vemos que nuestras cargas nos están retrasando, así que decidimos esconderlas en una las laderas y subir más ágiles solo con las cámaras de fotos.
Esta es la situación de la placa.
Y este el croquis de la vía, que hemos decidido llamar "¡Caroline, ve hacia la luz!" considerada actualmente, la frase más famosa de cine. El grado, pensamos que no supera el V+.
Y como toda escalada que se precie, no puede faltar la guinda del pastel.
¡Va por ustedes!
PD: Quería agradecer públicamente a Antonio, su imprescindible ayuda, ya que sin él no hubiera sido posible encontrar esta placa, escalarla, y mucho menos la creación correcta de los croquis que acompañan el post.
Gracias men!
14 comentarios:
Gracias a ti Vlady, tú fuistes el alma de la cordada.
Un abrazo
Qué hay Antonio!
Ya sabes, la cordada es un equipo, cada uno aporta lo mejor de cada uno en cada momento. Lo importante es complementarse y pasarlo bien ;)
Otro abrazo
Si es que.... se veía venir, tenía una pinta de húmedo el callejón ese...
Es cierto que entrando asi, a la aventura, se saborea todo mucho más...
Me alegro de que lo disfrutarais.
¿Y con croquis y todo...? Habrá que ir a probarla...!, ¿no?.
Un saludo!
Aupa!
y la guinda..?? donde está la guinda.. ???? os la comistéis..???????? :-OOOOOOOOOO
Salud y montañas.. ;-)))
( te dejé una respuesta en mi blog ... en los comentarios sobre el "granito" de Solius.. ;-)))
¡Mi más sincera enhoragüena, conquistadores de lo inútil (dicho en el mejor de los sentidos, eh)!
Eso sí.... ¡¡¡patatas de bolsa y pastel embolsadoooo????? ¡¡¡Fataaaaaaal, andestén unas papas morateras y un pastelico de los de verdad!!! jajaja
¡¡Ahí van sendos abrazos!!
Felicidades.
Mientras el ojos perseguía las frases velozmente, la tensión crecía. Relatos de suspense montañero para animar la blogosfera.
Queremos vídeo para la próxima. Je je
Felicidades señores, buena trepada.
Qué hay!
Josetxu: Pues ánimo! Antonio creo que pondrá punto GPS y todo para que sea más sencillo de encontrar entre tanto pino ;)
Pekas: La guinda fue vista y ni vista dado el poco líquido que bajábamos en las mochilas y cuerpos ;)
Ya he visto el comentario. Ya nos enseñarás cuando nos dignemos a subir! Gracias por la explicación. ;)
Sr Soneman: Gracias!
Pendiente tengo de leer ese libro!
La manduca no pudo ser mejor, pillamos a los del bar del último aparcamiento de la pedriza, a punto de cerrar. Pero al llegar a casa….Grrrr! :D
Tortuga: Gracias! Me alegro que haya conseguido mostrarte lo que siento a pesar de la falta de imágenes por dejar a la pequeña abajo :D
Vídeo? Es cierto, hace tiempo que no me curro ninguno ;)
Salu2
Por fin la segunda parte, esto si que me engancha y no las telenovelas, enhorabuena a ambos.
Un saludo.
Qué hay Biciatleta25!
Gracias! Aunque ya te digo que es mucho mejor en directo ;)
Salu2
PD: Disculpa por lo de “bicicleta25” del anterior post…
Felicidades chavales por vuestra hazaña!!!!
no es fácil encontrar zonas "salvajes" sin explorar!!! ,
lo que no llego a entender¿ como eres capaz de recordar todos los pequeños detalles de la vía que habéis abierto sobre todo cuando uno va concentrado y con esa emoción ante esa incertidumbre...?, hablo por conocimiento propio.
un abrazo
Vaya post mas bueno y las fotos espectaculares , como siempre a gran nivel Vlady!
Qué hay!
Mario: Gracias! En realidad sólo hay que andar un poco más de lo normal ;)
Cuestión de práctica. Son ya casi 6 años haciendo el blog y ya voy predispuesto para la entrada que publicaré.
Daniel Riera: Gracias, gracias, se hace lo que se puede ;)
Salu2
Enhorabuena por esa apertura !!!!
Me han sudado las manos, he estado viendo esas lajas y pisando esos bloques a punto de derumbarse...hasta me ha entrado en los ojos parte del musgo y deslumbrado la luz al salir...
Tremendo.
Salu2
Qué hay Diego!
Jajajaja!
Gracias men!
A ver si para una próxima te animas a vivirlo en directo ;)
Salu2
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